LAS
FUENTES ORALES, CLAVE PARA EL ESTUDIO DE LA GUERRILLA
Testimonio
de Gerardo Antón “Pinto”,
recogido
por Francisco Moreno Gómez, en Madrid, 17 de febrero del año 2000
1ª
Parte
Preliminar
Tuve ocasión de
disfrutar de una gran experiencia intelectual cuando conocí al anciano ex
guerrillero de Cáceres Gerardo Antón Garrido “Pinto”, un hombre de una energía
indomable, cordial, con grandes ideales almacenados en su interior, alegre,
atento con todos… Una persona irrepetible, con el que coincidí en varias
jornadas o congresos de memoria histórica. Además de muchas conversaciones con él,
mantuve la primera gran entrevista en la Estación de Atocha, en Madrid, el 17
de febrero del año 2000, y un mes después (29 de marzo) nos vimos de nuevo en
Madrid, para “atar cabos sueltos”.
Foto.- El autor junto a Gerardo Antón Garrido "Pinto", un destacaado guerrillero de la Agrupación de Cáceres (qepd), en una entrevista cerca de la Estación de Atocha, el 17 de febrero del año 2000. Una de esas personas de alta calidad con las que uno, pocas veces, se encuentra en la vida.
De una memoria prodigiosa, daba gusto verlo
hilvanar detalles de todo tipo, la mayoría de los cuales ya se insertaron en mi
libro La resistencia armada contra Franco (Crítica, Barcelona, 2001). Su
testimonio, recogido con grabadora, se ofrece a continuación, textualmente,
para valorar la importancia de las fuentes orales, así como la microhistoria de
la vida durísima de la guerrilla española antifranquista.
Testimonio
Yo soy del pueblo de Aceituna (Cáceres) y tenía muchos
deseos de contactar con la guerrilla. Mi profesión era entonces el estraperlo,
por la parte de La Vera, zona de Plasencia, y la guerrilla andaba por Torrejón
el Rubio, zona de los Ibores, parte de La Vera. En Torrejón conocía un
compañero, Pajares, fui en busca de él, para que me conectara con la guerrilla
y él no tenía contacto, pero haría una indagación, y él por medio de otro, y me
puso en contacto, y me entrevisto con “El Francés”, “Tronchón”, “Rebolledo” (de
Castilblanco). Un par de días entrevistas con “El Francés”, cerca de Torrejón el
Rubio, como a la parte del Sur, en unos montes. Me propuso organizar enlaces y
puntos de apoyo por toda esa zona, por toda La Vera, hasta Gata, casi hasta
Portugal. Esto era en el mes de octubre de 1944. Empecé por un guardabarrera
que estaba en el Empalme de Plasencia, de Malpartida de Plasencia,
Arroyomolinos de La Vera, sigo para El Jerte, El Castañar, haciendo enlaces,
Piornal, El Torno, Cabezabellosa, La Jarilla (de donde era El Especial),
Hervás, Baños de Montemayor (el sastre el cojo) y de ahí hacia Las Hurdes, y
llego hasta Cadalso, en sierra Gata, me extiendo al lado de Plasencia, La
Oliva, Ahigal, Guijo de Gr., Zarza de Granadilla, Pozuelo de Zarzón, Sta. Cruz
de Paniagua, todo a pie, de vez en cuando, hasta últimos de abril y primeros
mayo 1945, en que me vi descubierto y me incorporé a la guerrilla. En la 2ª
quincena mayo 45.
Fui a entrevistarme con “El Francés” en
dos ocasiones, ahí por Serrejón. Ya “El Francés” me había hecho responsable de
una guerrilla. Eran siete guerrillas. Otra era la de “Parrala”, otra la de
“Calandrio”, y la mía era la del “Pinto” (Conmigo: “El Chaval”, “Sobrino”
(porque era de Arroyomolinos y sus dos tíos eran enlaces, a estos los
detuvie-ron y de escapó el sobrino). Murió en la sierra San Pedro.
“Parrala” estaba enfermo de tuberculosis,
y se venía mucho conmigo. Pasaba mucho tiempo con el E.M., Francés, Carlos, con
Padilla (maestro escuela, que murió en sierra San Pedro, su nombre era Agustín
Fraile, maestro de Peraleda de la Mata, pero ejercía antes de la guerra en
Madrid, y fue comisario de Brigada, responsable ahora de propaganda en el E.M.)
A mí me consideraban como muy astuto,
estaba casi siempre con el E.M. para hacer contactos, recabar información, ir
en busca de comida.... El E.M. estuvimos mucho por cima de Plasencia, hacia La
Vera, un matrimonio, enlaces, con dos hijos, en una casa de campo pequeña, en
un olivar, término de Plasencia,.... ahí recalamos mucho. De ahí íbamos para la
parte de La Jarilla. A últimos del 45 empezamos a ir a Zarza de Granadilla, que
era una finca grandiosa, el enlace era Juan Campero, Ahí teníamos la máquina de
escribir y la multicopista, y ahí se tiraba mucha propaganda.
La máquina y la multicopista fui yo a por
ello a Madrid, nada más incorporarme, en mayo de 45, vine yo sólo a Madrid, y
me la dieron al lado de Tirso de Molina y Lavapiés y me vine con mi maleta.
Bajé en el Empalme y salí monte a través.
Allí estaba también “Durruti” era de
Navalmoral de la Mata, anarquista, comandante en la guerra, eran carniceros,
cuatro hermanos, compraban las reses y las mataban y vendían carne. Estaba
organizado con los anarquistas de Madrid. Hubo caída en Madrid, y lo delataron
y vino la policía vino a detenerlo en Navalmoral, casado con la hija de un
guardia civil, pero sin hijos, el guardia estaba en Casatejada. Y lo detienen
en Millanes, y a Navalmoral, y simuló que colaboraba con ellos, “que sus
relaciones con los compañeros de Madrid eran siempre en la calle”, se ganó la
confianza de ellos, van al Ayuntamiento, lo dejan en una sala y él se escapó. Y
entonces busca el contacto con la guerrilla, que antes no tenía, y se
incorporó.
“Calandrio” fue el que estaba aislado
respecto a la estafeta descubierta, a la que fue “El Francés”, y en la que
cayó. Dicen que vino de Francia, pero allí nunca se dijo eso. Era andaluz, pero
yo no lo vi mucho.
“Recaredo” y “Rebolledo” en el mes de
marzo de 1946 pasaron al Sur del río, el primero con Quincoces y el segundo con
Chaquetalarga, creo. Hacíamos propaganda. El Padilla hacía el cliché, y se
hacían octavillas, para las guerrillas y enlaces. La política de Unión
Nacional, a todos, menos asesinos y falangistas. Ultimos del 45 fuimos para la
parte de La Jarilla.
A “Minero” no lo conoce. El desastre de
los hermanos de “Parrala”: había un enlace llamado Santiago, lo mandaron a
tomar contacto con los de Gredos y tomó un taxi, al lado de Candeleda. El
taxista sospechó, y como se hablaba de gratificaciones, el taxista denunció y
descubren a Santiago, el cual cantó, lo de Candeleda (Santiago era de
Fresnedoso de Ibor) y delató a los Parrala, porque ellos estaban todavía entre
la sierra y el llano, iban y venían.
En 1945 participé en un golpe en
Santibáñez el Alto, entre dos se cogieron unas 90.000 pts., entramos 13 ó 14,
estaba “Recaredo”, Rebolledo, El Mora, detuvimos a 3 individuos, uno era
teniente del Ejército (Sierra de Gata, al pie), y luego nos fuimos para Pozuelo
de Zarzón, donde tuvimos luego a Parrala escondido para curarse, que no se
curó. Otro golpe en mi pueblo de Aceituna, en octubre, que yo me quedé en las
afueras.
Lo de “Pelos Grifos”, este no debía ser
del Francés, este sería del Quincoces o Chaquetalarga, de este más bien.
“El Galifa” si, en la sierra de Valero.
Fue por deserción del “Carretero”. Vino al campamento, hizo la contraseña, le
contestó un guardia civil, desconfió, pero cuando quiso huir, no lo consiguió.
Pertenecía al Francés.
Lo del Cerro Ballesteros, estos eran de
Quincoces. Eso está por la sierra de Altamira, bien al Sur del Tajo, donde
nosotros no estábamos.
En 1945 dimos un golpe en una fábrica de
Harina de Montehermoso. Yo me quedé fuera. Finales del 45. En el río Alagón,
entre Montehermoso y Valdeobispo, cogimos al dueño, a un obrero lo mandaron al
pueblo, a por 20.000 pts.
En 1946 salí con El Mora, en febrero, el
día 2. Salimos de por encima de La Jarilla, a por dinero. Diez u once. Fuimos a
Baños de Montemayor. Teníamos dos enlaces, el sastre cojo y otro. Nos indicaron
Garganta de Baños. Nos llevó el otro, a una finca, que tenía una caseta al
lado, en la cual podíamos pasar el día, antes de dar el golpe. A la noche,
fuimos al pueblo, a la entrada obligué a una mujer a que me indicara la casa de
Valdés, en el centro del pueblo. Subimos al primer piso, arriba una pareja,
cogí al hombre, y Mora y Periñán siguieron buscando, la mocita la dejé sola y
por una puerta trasera que desconocíamos, salió corriendo dando voces “que
están los bandoleros en mi casa” y el pueblo se alarmó. El Ligero también
venía. Al oír el escándalo, bajamos, pegamos cuatro tiros al aire y la gente se
fue corriendo, pero El Mora se empeñó en que subiéramos otra vez arriba,
intentaron subir El Pinto y detrás Mora, y los de la casa ya estaban disparando
y por poco matan a Pinto, disparándome a bocajarro. Así que nos fuimos.
El E.M. seguía en Zarza de Granadilla, en
la finca grande (no en la finca pequeña, que es la de Plasencia). A mí me
quería mucho El Francés, era como un padre para to-dos, siempre amable,
cariñoso. El era de una familia de labradores, y él tenía algunos estudios. Fue
teniente en la guerra. El Padilla me
decía muchas veces: qué pena, Pinto, que tú no hayas podido estudiar. A últimos
de febrero viene de Madrid un tal “Gómez” para preparar la llegada de dos corresponsales
ingleses. Venía él y otro.
En febrero estuvimos por encima de La
Jarilla, estuvimos reunidos 35 ó 40, ahí se estructuró la guerrilla, una vez
restablecido El Gacho del tiro en la pierna. Cuando El Lobo desertó y denunció,
cayeron heridos Castillo (Navalmoral) y Gacho (La Presa de Ibor?). Al Gacho lo
había llevado yo al Guijo de Gr. en casa de un enlace, para que se
restableciera del tiro en la pierna. El Gacho sale de la reunión con una
guerrilla a la parte de Majada del Tiétar con una misión, y de ahí salen
también Recaredo y Rebolledo para irse al Sur, el primero para Quincoces y el
otro con Chaqueta, seguramente. Se organizó así porque el Francés tenía mucha
gente (bastantes inútiles) y había que pasar algunos a los demás. Y también se
fue el que delató la estafeta del Francés, un tal Eugenio o Eulogio El Maquis,
desertó tal vez de Chaqueta, en abril 46, y quedó quemada la estafeta.
Repetimos: la reunión
fue por encima de La Jarilla, en la sierra, ayudados por unos enlaces de
Cabezabellosa, todavía estaba El Especial de enlace, el cual se dedicaba a
vigi-lar a otros enlaces y a los móviles. Ese Eugenio también salió con
Rebolledo para el Sur.
En cuanto a la salida del Gacho, iba
Montes, un tal X (era de Millanes, estaba en Francia y vino con las Brigadas
Internacionales, cuando la guerra, y quedó aquí prisionero. Iba Tranquilo, El
Gitano, que era herrero, y Sartenero (Este se había evadido del servicio
militar en Plasencia, con el fusil y todo. Era de un pueblo de Toledo y se
incorporó a la guerrilla). Van seis, y estuvieron a punto de ajusticiar a un
guarda chivato, pero al final sólo le dieron una paliza. Hicieron presencia por
algún sitio más, y cuando venían por un camino y les hicieron una emboscada y
murió el Sartenero, por una emboscada de los móviles (18 marzo 46). Se escapan
y se refugian en un corral del pueblo de Millanes. El Montes se salvó, estuvo
en la cárcel 13 y se casó con la hermana de una monja y se fue luego a Francia.
El Gacho salió de la emboscada sólo, y el
Tranquilo también solo. Había unos enlaces de Serrejón, pastores y cabreros, y
allí se reunieron ambos. Los enlaces los acogen, pero falsamente, ya están
vendidos. Fuera de la vivienda de los pastores había un chozo, esperando que
llegara la noche, y salían de noche, esperando que les suministraran, porque
habían perdido todo. De noche, de la vivienda de los pastores llaman al Gacho,
y dicen: Gacho, que soy yo, Chaquetalarga. El Gacho se va aproximando a la
vivienda, con desconfianza, y el Tranquilo queda al lado del chozo. Cuando se
dieron cuenta, le hacen descargas, el Gacho cae y el Tranquilo escapa. Va a
otros enlaces, uno va con él con un mulo, y llega a nosotros a la parte del
Jerte y nos cuenta lo ocurrido. De los tres que se escondieron no sabía.
El Gómez, en el mismo marzo, se fue a
Madrid, pero iban a volver con el proyecto de los corresponsales.
Para últimos de marzo se organiza un
asalto al cuartel de la G.C. de Navalconcejo. Lo organizaba un enlace de
Navalconcejo (no el Especial, de La Jarilla, que este saltó en abril, por una
mala faena del Mora. Al Mora lo sometimos una vez a consejo de guerra, yo voté
para eliminarlo, pero los otros prefirieron darle una oportunidad, y se
equivocaron porque acabó entregándose). Salimos de la base de la casilla de los
olivos, de Plasencia. Esa base fue más bien entre finales del 45 y comienzos
del 46. Salimos de por cima de Plasencia unos 24 ó 25 a dar ese golpe del
cuartel. Nos pusimos por cima del Torno, teníamos un enlace que había sido
bueno, y fui yo a la Jarilla, con Periñán, y nos dijo El Especial, que tengo
desconfianza del del Torno, llamado El Yegua. Y se averiguó que entraba en el
cuartel y estaba en complot con la G.C. y lo retuvimos y lo llevamos hasta la
Peña de Francia y le pegamos un tiro y lo enterramos, en presencia del Francés.
Ya no se asaltó el cuartel, estropeado por el enlace de El Torno.
Venimos para atrás y nos juntamos otra
vez con Padilla, Carlos, Durruti, Tronchón. Este era buena persona, pero muy
arisco y bruto. Valiente. Nos internamos en la provincia de Salamanca, hasta el
pueblo de Los Santos. De allí volvimos divididos en dos grupos.
En Los Santos matamos
al alcalde, cerca de Guijuelo, paralelo a la carretera de Cáceres a Salamanca.
Un alcalde muy fascista. Primero le pedimos dinero, se negaron, la familia no
trajo dinero, y lo ajusticiamos dentro del mismo pueblo. Iba El Francés.
Un grupo (Compadre va para la zona de
Portugal) y nosotros para abajo: el Francés, yo, El Mora, Periñán, Tranquilo...
vinimos a parar a la carretera que va de Plasencia que va para Avila, por el
puerto de Tornavaca, pero el puerto estaba vigilado, porque pusimos el oído en
la carretera con arena entonces y escuchamos ruido de zapatos. Nos fuimos a
atravesar por la altura del Piornal, y llegamos donde estaban Carlos, Tronchón,
Padilla, Durruti, Manolín, en la base por cima de Plasencia y la Vera.
En abril estamos a la espera de que la
zona esté tranquila. El Francés hizo un viaje con Periñán y quizá Durruti para
Toledo y llegaron a Talavera, ida y vuelta, a la espera de los de Madrid, el
Gómez y otros. Llegan estos. Hay algo sospechoso, que no lo sé bien. Salimos
Padilla, Tronchón y yo, a un enlace que está en el campo, de un pueblo Ahigal,
cerca de Guijo de Granadilla. Ese enlace que está en el campo que conoce los
enlaces que hay en el Guijo, voy yo con los otros dos, llegamos a la majada. El
Gómez está ya en la Zarza de Granadilla, desde Plasencia, en la finca esa
grande. En Plasencia hay un guardia expulsado de la G.C. que lo había hecho
enlace el secretario del Juzgado del Guijo. Hay sospechas de ese guardia. Ese
es el que los ha llevado a la huerta.
Este enlace se puede comunicar con el del
Guijo, y el del Guijo se comunica con los de Madrid, Y les mandamos tres notas
para que el secretario del Guijo los sacara de la huerta y los trajera a
nosotros, tres días seguidos, y sin resultado, (el de Ahigal, que era el que
estaba en el campo). Carlos y El Francés estaban en la base de los olivos, de
Plasencia. El hijo mayor de ahí fue con un coche prestado a la finca de la
Zarza, donde estaba el Gómez, con una nota de Carlos, a la finca de Juan
Campero, que era la segunda base. Que se vinieran con él. Y el Campero les
habló y no se venían. No creían las notas y pensaban que era una trampa. El del
coche se volvió a donde estaba Carlos, a su finca de Plasencia. Aquella noche,
Gómez y demás, sospechando trampas, se pasaron a otra finca próxima, que era de
una viuda. Se metieron aquí. Aquí estaba el secretario del Guijo, al que
también mandaban notas para sacarlos de allí. De modo que este secretario y el
guardia civil son los sospechosos. Venían a concretar la llegada de los
corresponsales. De sustituir al Francés, no; eso fue cuando Carlos en Talavera.
En la finca de donde salió el Gómez
estaban nuestras máquinas y las perdimos. En Plasencia había un mecánico que
estaba tratando de hacernos bombas. Todo se estropeó. Los corresponsales nada
más se supo. También en abril se entregó el de Cabezabellosa, un tal Eugenio
“Maquis” (había estado tres años en un Bon. de Trabajadores, y cree que al
final estaba con Chaqueta, cuando se entregó y delató la estafeta).
En el mes de mayo sale Carlos, lo lleva
Periñán y Durruti hasta Talavera, hay que contactar con Madrid, para aclarar la
muerte del Gómez y compañía. A Talavera vienen a buscarlo desde Gredos, y de
Madrid vienen varios y tratan el asunto, y Carlos cuenta lo que ha sucedido.
Vino una comisión de Madrid. Nosotros quedamos a la espera, inacti-vos.
Lo del Francés, fue porque este se empeñó
en acudir a la estafeta, pensando que delatada desde abril, ya habrían dejado
de vigilarla, sobre todo porque tenían el contacto perdido con el Calandrio. Cogimos
a un cabrero de Montehermoso y le sacamos unas 20.000 pts.
Se entregó el Lobo, y se escapó de la
sierra Gata. Estaba todavía Recaredo, Rebolledo, Mora, Tranquilo, el X... ellos
estaban allí. Fue en junio del 45. Pero yo no oí nunca que Lobo hubiera venido
de Francia. A mí me dijeron que Lobo luchaba en Madrid y se quemó y que el
partido lo mandó a la sierra.
La muerte del Francés. Por entonces yo
había salido a buscar a Parrala, en casa de un enlace en Pozuelo de Zarzón, y
por allí estaba la guerrilla del Compadre, y se supo que en la zona había
habido debilidad de un enlace, engañado por la contrapartida, y Parrala
peligraba y la guerrilla, y organizamos salir de allí. Fuimos Tronchón, Boni
(de Aldeanovita) y yo. Llegamos a casa del enlace, Alfonso, socialista, tenía
un bar y sala de baile. Le hablamos y él fue a buscar a Parrala, lo trajo, y
nosotros pusimos nota en la estafeta, dándoles cita a los del Compadre, pero
pasó la hora de la cita, no llegaron y nos retiramos a otro sitio, pasamos el
día, a la noche vamos otra vez a ver al cabrero de Pozuelo, pero ya no fuimos a
la estafeta. Nos dijo que no había novedad, y nos fuimos otra vez al lugar de
la cita, empieza a venir el día, y nos retiramos otra vez al escondite. Serían
las tres de la tarde, cuando oímos un montón de bombas que caían en la finca
del cabrero, ¿el lugar de la cita? Estaban comiendo, y había allí otro enlace
de Sta. Cruz de Paniagua, allí en ese lugar de la finca. Nosotros a menos de un
km. Y ya sabíamos que El Francés había muerto. Murieron todos allí, el cabrero,
el otro enlace de Sta. Cruz, el de Pozuelo, y cinco de la guerrilla (entre El
Torno y Piornal): el Maestro, El Compadre, El Secreto, Cantares, Amable,
Casildín, y el cabrero Silverio (de Pozuelo), murieron siete. Cinco
guerrilleros y dos enlaces. Era el 6 agosto 1946.
Íbamos quedando poco, ya andábamos
juntos, apenas hacíamos presencia, enlaces cada vez menos, esperando que
viniera Carlos. Luego llegó la noticia de Carlos. Por fin tuvimos contacto con
Madrid, por la parte de Baños, y es cuando viene Fabián, por el 15 de octubre,
y vino con unos humos y unos ímpetus. Y ya sólo éramos Padilla, Durruti,
Manolín, Tronchón, El Chaval, Relojero, Sobrino, Tranquilo, Boni... El Nene
vino después. Lo de Girodias es mucho después, de la sierra San Pedro. El Enebro no estaba ya, murió cuando se
escapó el Mora. El Periñán sigue, y el Parrala.
Fabián da el nombre Agrupación de
Extremadura. El nos cuenta sus hazañas desde Francia. Pasó por el Valle de
Arán. Un cura con un fusil en una ventana, le ordenaron rendición, no obedeció
y se lo cargaron. El estaba cuando el conato de cerco a Moscardó. Volvió a
Francia, y después volvió clandestinamente. Con motivo de una cita en la
estación de San Bernardo, lo detuvieron con el Asturiano. Luego se escapó del
cuartelillo de Vallehermoso.
“Hay que ajusticiar fascistas, para
conmemorar la defensa de Madrid”. En La Jarilla todavía nos quedaba un enlace,
un matrimonio con sus hijos. Había un fanfarrón que había tirado por el puente
del Tajo a muchos durante la guerra, el alcalde era un falangista, el
secretario del Ayuntamiento y un hermano del fanfarrón. Fabián había ido otra
vez sólo a Madrid, y vino luego a Baños, y entonces fue cuando trajo a otros
dos, el Nene y otro.
La acción la hicimos el 6 de noviembre.
Entramos 10 en La Jarilla. Yo tenía que coger al alcalde y al fanfarrón, y a
otro enfrente para golpe económico. Los hijos del en-lace, de unos 16 años, me
llevaron a la calle. Yo Iba con Durruti y El Chaval. En la primera casa había 4
mujeres, dónde está el marido, las cerramos dentro y a una la cogimos para que
nos llevara a la casa del fanfarrón. Entré, estaban sentados en el comedor,
tres hombres y tres mujeres. Era muy cerquita de la plaza, donde luego teníamos
que reunir-nos. Los otros iban a por el secretario y a por el hermano del
fanfarrón, y luego recoger el tabaco del estanco. Al salir por la puerta con el
fanfarrón, venía el hermano con una pistola en la mano él sólo. Uno de los
nuestros, Durruti, le pegó un tiro y quedó muerto sentado en un portal. Luego,
cogimos al del golpe económico. Al alcalde lo habían cogido en una taberna. El
secretario se les escapó. Matamos a tres: a los dos hermanos y al alcalde. En
realidad, era yo el que más dirigía. Y de dinero cogimos 90.000. Luego Padilla
dio un mitin a toda la gente en la plaza, que era buen orador, y pudimos la bandera
republicana en el campanario. Un par de horas estuvimos.
Luego nos partimos en dos, y un grupo nos
fuimos para las Hurdes. A los tres o cuatro días llegamos a Caminomorisco y
matamos al secretario y jefe de FET, a pesar de que hay cuartel de la G.C.
Primero pedimos dinero, pero no lo traían, y lo matamos.
A los pocos días, en Villar de Plasencia,
hicimos emboscada a una pareja, pero sólo dejamos a uno herido. A los pocos días ajusticiamos a un chivato de
Carcaboso. Era de Montehermoso, y vivían en Aldehuela del Jerte, en la finca de
los Silva, llamada La Marquesa. Lo sacamos fuera de la casa, le pegamos un tiro
y lo dejamos con un papel “por chivato”.
La zona estaba ya muy quemada. Y Fabián (y
Padilla, que tenía querencia hacia Torreorgaz) impuso algo que a mí no me
gustó: pasar al Sur del Tajo, a la sierra de San Pedro, y aquello fue la ruina.
Fabián había ido con Manolín, Tronchón y Padilla a Baños, y desde allí Fabián
fue a Madrid, a llevar dinero a Madrid, del que cogimos en La Jarilla, y fue
cuando se trajo al Nene y a otro, y este se cayó en el barranco y se quebró una
pierna. Lo tuvieron que dejar en casa de un enlace, en Baños. Vinieron a
nosotros. El 11 de diciembre llegamos a una sierra y dice de quedarnos en el
llano, antes de subir a la sierra. Yo no quería. Y Periñán: “que no, que nos
quedamos aquí, si ya estamos viviendo en La República”. Y estuvo también
lloviendo. Y para colmo hicieron lumbre de día para secarse. Yo estaba
nervioso, y me fui a vigilar. Había mucho arbolado. Periñán vino a donde yo
estaba para que fuera comer. No habían pasado 15 minutos cuando Periñán nos da
la alarma: “los móviles”. Nos empiezan a tirar desde abajo. Me protejo en un
alcornoque. Al lado, tras unos pedruscos había más guardia. Llovían las balas y
yo los tenía a raya y no los dejaba moverse, pero los guardias que había a la
izquierda seguían moviéndose. Los demás del grupo recogieron y se escabulleron
hacia arriba. El Periñán estaba cerca de mí, más arriba, él se subió más y yo
me quedé agazapado tras unos matorrales. Era ya el 12 diciembre. Luego venía un
trozo de sembrado, y ya no podía salir de allí. Pequé cuatro saltos, me pegaron
un tiro en el dedo y en la gorra varios agujeros, rodeado de balas por todas
partes. Estaban nerviosos, porque los había tenido un rato a raya. Me meto en
el próximo matorral, cada vez menos espeso, cuesta arriba. Me amagué entre un
brezo, esperando la muerte. El dedo lo tenía colgando. Vieron sangre en el
terreno pelado. “Este va herido”. Pues vamos a entrar, que estará cerca. Pero
el sargento dijo: “Es que me he puesto esta mañana traje nuevo y lo voy a
estropear”. Y no entraron. Y esa fue mi salvación. Pero al rato, oigo una voz
tristísima del Periñán, una voz enferma, propia de un herido: “Pinto, no me
abandonéis. Siempre tuve confianza en ti, Pinto, y hoy lo has demostrado...” Yo
no podía decir nada. Y al poco escuché tiro de pistola y se mató. Luego, la
G.C. subió por allí y recogieron el cadáver, pero de mí se olvidaron, y cuando
se hizo de noche, yo pude salir de allí. Lo enterraron en Plasencia, pero el
suceso ocurrió en dirección a Serradilla.
A la noche fui al sitio de la cita con
Fabián, que venía de Baños con el Nene. Todo esto ocurrió al grupo que
esperaban a Fabián. Y allí nos juntamos con este segundo grupo. Tenía el
problema del dedo. Había en Torrejoncillo un médico madrileño, allí desterrado,
le habían fusilado la mujer en la guerra. Yo quería que me cortaran el dedo.
Todavía no estaba
determinado el paso del río al Sur. Fabián y otros fueron otra vez a Baños. Y
yo me quedó con otros, y fuimos a Torrejoncillo. Por la tarde, entro en el
pueblo, me indica el médico, en la sala de espera, llegó mi turno, me vio el
dedo, le dije que me había dado un pinchazo con una retama. Al ver el dedo, se
alarmó y comprendió lo que pasaba, y ya me declaré a él. El médico se quedó
pálido y le pedí que me lo operara y me lo cortara, se salió aparte con el
practicante, pero volvió y me dijo: “Mira, se ha apoderado de mí el miedo, con
lo que ya he sufrido, si se enteran, tendré cárcel para toda la vida. Te voy a
desinfectar bien, te doy de todo, pero operación no te hago. El miedo se ha
apoderado de mí”. Y le contesté: “pues con esa valentía no terminamos con
Franco”. Me curó y me fui.
Y este pueblo tiene muchos artesanos de
calzado. Y al día siguiente volví a comprar calzado y ropa. Fui comprando un
par en cada una de las tiendas, ocho, y lo llevaba a un saco en una taberna
diciendo que era para unos carboneros. Y fui dando viajes. Luego, ropa en la
tienda. Y por la calle me encontré con el médico y me hizo un guiño. Y al salir
de la ropa, me encontré la pareja de la G.C., creí llegado el final, pero me
calmé, y aquella pareja de la puerta sólo iba en paseo rutinario.
Hay cita para juntarnos otra vez junto a
Serradilla, Bajaron los otros de Baños, el herido se fue otra vez a Madrid, y
delata a los de Baños, al sastre y a otro. Y luego la marcha a la sierra San
Pedro. Había que pasar el Tajo. Una barca al lado de Serradilla, por los
puentes no podía ser. El barquero no quiso, a pesar de ser de izquierdas y
haber estado en la cárcel. Y nos dirigimos a la zona del puente por donde pasa
el tren. Estando junto al río vienen dos individuos vienen con una barquilla,
la atan y ellos se van a un ventorro. El Fabián remaba muy bien, cogió la
barquilla, y nos pasó en dos viajes de 6. Eramos 13 en total. En Monroy
hablamos con un enlace que yo conocía. Esto era vísperas de nochebuena. La
nochebuena la pasamos en Monroy. El enlace fue a comprarnos cosas en Cáceres
para la celebración, en una casa a km. y medio de Monroy, entre unos olivares,
y nochevieja también allí. Nos metimos en la sierra san Pedro.
Entramos por la parte de Aliseda,
llegamos al primer cortijo, y a pesar de ser de derechas, nos dieron de comer.
Tramamos un golpe económico. Los grandes propietarios no vivía ninguno en las
fincas. Fuimos a un cortijo y conseguimos un dinero. Pero la sierra San Pedro
se puso repleta de guardias civiles. El golpe fue en término de Cáceres. Por
ahí no teníamos enlaces. Después del golpe hicimos el enlace Girodias, de
Aliseda. Y un cortijillo de término de Aliseda pusimos a Parrala, que estaba
cada día más enfermo, esquelético.
Girodias tuvo que saltar con nosotros. El Parrala una noche salió y se
pegó un tiro. Se alejó y no le dijo a nadie dónde iba.
Tratamos de hacer un enlace en
Torreorgaz, tierra de Padilla, de donde se incorporó a principios 45. Fuimos
él, Tronchón y yo una noche, con una nota de Padilla para un compañero de
Torreorgaz, fui, no estaba, lo esperé, llegó, le presenté la nota y desconfiaba.
Es Agustín que me manda. Se convenció. Al llegar la noche, fuimos a los otros,
se entrevistaron. Fabián lo mandó a Madrid, para contactar con la dirección,
para decirles dónde estábamos, había muerto Periñán, etc.
Mientras tanto, un grupo entra en un
cortijo, Girodias se queda en la puerta. Por la parte de Aliseda. Todavía los
otros no se habían hecho con el control con los del cortijo, cuando Girodias da
la alarma de que vienen los móviles. Tienen que salir, pero como los del
cortijo tienen armas. Tiran los del cortijo por la espalda: Manolín cayó
muerto, y el Boni herido y detenido. Febrero 47. Fabián no acababa de
convencerse de que había que tomar medidas. Llovía muchísimo, siempre calados.
Un día acampamos en un sitio. Ya de día
dice que no le gusta, y nos trasladamos en pleno día, con sol, a otro lugar.
Luego llovió. Al día siguiente lloviznando, amaneciendo. Cuando suena un tiro y
luego una lluvia de bombas y balas. El día antes alguien nos vio moviéndonos.
Por la noche nos habían hecho un medio cerco, dejando sólo libre una parte que
había clara de monte. Los que salieron por la parte de poca espesura, que
fueron cuatro, los cuatro cayeron: Chaval, Sobrino, Padilla y herido el Nene (2 marzo), pero este
escapó. Yo le decía a Padilla: “Espérame, no vayas por ahí”. NO me hizo caso.
Nos tenían cercados
como una media luna. Yo cogí el regato arriba y Girodias detrás de mí. Tronchón
se había metido entre lo pelado y lo cubierto, y me vio a mí que iba regato
arriba y se unió a nosotros. Y Fabián salió con el Nene, Y Durruti sale solo.
El Relojero se metió un poco por lo espeso, donde estaban ellos, allí se amagó
y allí se quedó. Los guardias llegaron al sitio. Y El Relojero salió al llegar
por la noche.
El enlace de Torreorgaz, que volvió de
Madrid, vivía en las afueras. Era un cabrero, para el lado de Cáceres, lo
conocía Tronchón, y fuimos al enlace, y allí nos juntamos con Durruti y
Relojero, de Piornal. Nos juntamos los cinco. El Nene había caído. Salió con
Fabián herido, llegaron a un cortijillo donde antes habían comido y los habían traicionado.
Comieron una noche, fueron a la siguiente, y ahora los esperaba la G.C. les
hicieron descarga y mataron al Nene. Fabián solo. Se fue al enlace amigo del
Padilla, en Torreorgaz. Y allí estaba, y nos juntamos los seis. Sólo seis
quedábamos. Era la desesperación total.
Había que ir a Madrid, y nos aproximamos
a Cáceres, en pleno llano, a la Aldea del Cano, por la vía del tren. Sólo
teníamos alubias y eso era lo que comíamos. El viaje a Madrid: Fabián y yo.
Teníamos salvoconductos falsos. La tarde que salimos para coger el tren, por
los últimos del marzo, se abrazó Tronchón a mí: “Pinto, no nos volveremos a
ver”. Atravesar toda una zona guerrillera, tantas horas de tren, y tanta
policía, es imposible que tú te puedas escapar. No íbamos juntos. En Arroyo de
la Luz me subí arriba de los vagones, de noche, y por poco me caigo, y a la
próxima estación me metí en el tren. Fue en este viaje el episodio de sentarme
a tomar café con los guardias, y Fabián creyó que me habían detenido. Varias
veces tuve que cambiarme de vagón. En Madrid (por la calle Reina Victoria,
clínica a mano derecha, por esa zona) estuvimos mucho, desde últimos de marzo,
allí estuvimos el 1 de abril, todo el mes, Volvimos a primeros de mayo, los
encontramos en finquita del pueblo de Holguera, del río para arriba. En Madrid
se expuso nuestra situación, y se determinó que nos iríamos a Ciudad Real, pero
los de Ciudad Real tuvieron percances, los esperamos en Madrid y no vinieron. Y
nosotros volvimos a Cáceres, pero con la idea de que hay que volver a Madrid.
Los otros habían abandonado ya la sierra San Pedro, habían pasado el río. Y
entonces se habló de que Tronchón vendría en el segundo viaje, que fue en
junio. Y de Ciudad Real vendría otro a Madrid, y todos iríamos a Ciudad Real.
Nosotros regresamos a Cáceres por Avila y
Salamanca. A Baños. Y luego, andando, hasta Holguera, que es un sitio llano,
sin sierras. Vivíamos entre los trigales, ayudados por un enlace. Una huerta
fuera del pueblo. Nuestra única forma de comunicación era el enlace de
Holguera. Yo iba por las noches. A un km. o así. Preguntaba y me marchaba. Tres
o cuatro veces. Una vez veo que entran dos personas, en la oscuridad, más tarde
salieron. Entonces no entré y me volví. A la noche siguiente, había que volver,
y dije que yo sólo no iba. Fuimos Relojero y yo. Y al lado del arroyo había
estafeta con el enlace. Y fuimos a ver la estafeta, una linterna, nos cubríamos
con la manta y hay nota: “Tronchón muerto, Fabián en la cárcel, la casa
vigilada todas las noches”.
Volvimos a donde estaban Girodias y
Durruti. Quedábamos cuatro. Decidimos dar un golpe económico. En Coria cogimos
16.000 pts. Anduvimos vagando. Al lado de Torrejoncillo cogimos 80,000 en una
fábrica de Harina. Teníamos un enlace cerca de la prov. de Salamanca. Ya sólo
estábamos escondidos. Ese enlace nos ayudaba algo. Así, todo el 47. A comienzos
del 48 ese enlace nos facilitó una casa en Navafría, en el campo, prov.
Salamanca. Sólo salíamos a por víveres a veces. Hasta últimos agosto 48, allí
llegaba un contrabandista portugués, del partido comunista portugués, casado
con una española de Alburquerque. Propuso a aquel enlace que si conocía algún
perseguido de Franco, él conocía una oficina de la ONU en Lisboa. Nosotros
teníamos proyecto de ir a Francia a pie, teníamos mapas y todo. El enlace nos
lo dijo. La ONU los sacaba a Venezuela, el único país que acogía entonces. Yo
dije que no, no quería alejarme de España, yo quería en Francia. Los otros
tres, que a Venezuela. Cuando volvió el portugués, lo conocieron. Por fin, y
forzado, acepté. Pero llevar los cuatro era demasiado, había que esquivar la
PIDE, todo peligro hasta llegar a la ONU. Se organizaron dos viajes, de dos en
dos. En el primero salieron Durruti y Relojero. En el segundo Girodias y yo.
Fuimos. Una fonda. Al otro día, a la oficina. Hicimos una filiación totalmente
falsa, pero había que aprenderla al dedillo, y luego, en un sobre, llevarla a la
comisaría. La policía interrogaba mucho luego, y no podía haber contradicción
con la filiación. Yo no me contradije en nada, pero Girodias se equivocó varias
veces, y nos mandaron volver al día siguiente. Yendo al otro día para la
oficina de la ONU, las PIDE nos echó mano, nos llevaban detenidos, pero sin
esposar, y cuando íbamos por una calle concurrida, nos escapamos y nos echamos
a correr. Nos vimos libres, y nos fuimos andando hacia Navafría.
Pero volvamos atrás, a otro episodio
ocurrido antes en la sierra San Pedro, el 12 enero 1947. Límite con Cáceres y
Badajoz. Llovía mucho, estábamos mojados, y se empeñaron en hacer lumbre por la
noche en lo alto. Abajo era pelado y había dos cortijos. Yo me opuse. Yo no
dormí con la preocupación. Me imaginé lo peor y no me equivoqué. Por la mañana
había niebla, me retiré a observar, pero no se veía. Sobre las diez de la
mañana. Oigo hablar abajo donde comenzaba la sierra, y el acento no era de la
región. Fui y lo dije. No me hicieron caso. Había mucha brasa, habían hecho
café. Me voy a observar. Al poco va el Relojero a relevarme. Ni cinco minutos y
viene: “los móviles están ahí mismo”. Empezaron a caer bombas y balas. Venían
abiertos, casi haciendo el cerco. La niebla, con la pólvora, se va. Se quedó
aquello claro. Nosotros corriendo, yo cubriendo la retirada, los otros
desaparecieron, a mí me cortaron, las puntas se unieron, y yo me aplasté, monte
espeso, y más arriba de mí iba El Tranquilo. Veo a dos guardias a pocos metros,
apartando el monte, yo metido en el regato, les apunté y tiré, se lió una de
bombas, como cañonazos. Y El Tranquilo: “No tiréis, no tiréis, yo me entrego”.
Le dijeron que saliera dando palmas. Hablaron con él, y declaró que el Pinto
estaba cerca. Los guardias empiezan a llamarme. El Tranquilo me llamaba
también. Y siguieron buscándome. Y me lanzaron cuatro ataques, hasta las cuatro
de la tarde. Yo tiraba y ellos bombardeaban. Un guardia chilló herido. Otro
decía: “No se preocupe, mi teniente, que a este pájaro Pinto me lo cargo yo”.
Cuando yo tiraba, ellos se retiraban. Había unos 30 guardias. El teniente decía
“no acercarse más, sino bombas y bombas, y mañana lo encontraremos reventados”.
Algo por cima había una madroña enorme, y ellos creían que yo estaba allí y a
ese lugar iban todas las bombas. Yo estaba tres metros más abajo. Se hizo de
noche. Ellos no dejaban de montar la guardia, pero por la parte sur, que tenía
menos vigilancia. Salí arrastrándome, llegué a la colina, y vi que los guardias
habían hecho lumbre, me quedaba una sola bala, si no, les tiro y me cargo un
par de ellos. Dentro de 9 días teníamos una cita, menos mal que El Tranquilo no
la conocía (Era o de la Higuera o de Romangordo).
De Portugal a Navafría, doce días, a pie y
sin comer. Ya últimos septiembre 48. Habíamos llegado a Portugal en la 2ª
quincena diciembre. A los otros dos, a última hora, reconocimiento médico, y
Relojero da enfermedad, y se queda en tierra. Durruti se fue a Venezuela. A
primeros octubre. Poco después, dictadura en Venezuela y se acaba la
in-migración. El delegado francés hizo una acogida provisional, y el Relojero
fue a París.
Al llegar a Navafría, la familia aquella,
una hermana y un hermano. Este: “voy a ir yo a San Sebastián, a ver si
encuentro un contrabandista que los pueda pasar. En San Sebastián estaba, de
civil, el sargento de carabineros de Navafría cuando la sublevación, que se
opuso al golpe y vinieron fuerzas de Salamanca a someterlo. Se salvó de milagro.
El sargento es el que prepara nuestro paso, y nos pasaron unos socialistas de
allí. Pasamos en la noche de 4-5 diciembre 48. Estuvimos tres días en San Sebastián.
Así que el 1 diciembre salimos en tren hacia San Sebastián. Pagamos 6.000 pts.
para pasar. El contacto lo puso ese sargento y se pagó a algún contrabandista.
Subimos a un barquillo y desembarcamos en San Juan de Luz, a las 2 de la
mañana. Le di el dinero a una rubia y ella me dio las explicaciones, que
saliéramos en tranvía a las afueras, y allí vendrían a buscarnos, dos
individuos a buscarnos, al puerto de Pasajes.
El PCE ¿hizo intentos para salvar gente?
Ese mismo de Navafría que fue a San Sebastián, viajaba mucho, porque hacía
contrabando. Contactó con una de de izquierdas de Pozuelo de Zarzón, militante
del PCE, le encargó nuestro caso, lo expuso en Madrid, la contestación fue:
“Hace mucho que no sabemos nada de la guerrilla de Extremadura. Que se arreglen
como puedan, que salgan si pueden, que nosotros no estamos mejor que ellos”.
¿Cómo te recibió el Partido en Francia?
“Mal. No me dieron la militancia hasta 1960. Me utilizaban para vender Mundo
Obrero, etc. Había entonces una gran movida con aquello del Movimiento por la
Paz. Y yo hice propaganda de eso. Pero me tenían en cuarentana, pero yo no
podía ir a las reuniones del Partido. No
llegaron a llamarme traidor, pero me lo insinuó un militante en Toulouse....” Le
tuve que decir que la guerrilla estaba totalmente derrotada, y no lo creía,
“mucho me extraña a mí”, era un malagueño. En Francia no se tenía percepción de
la realidad española.
2ª
Parte) Madrid, 29 marzo 2000
(927-22 65 72) (c/ Bolivia,
17, Cáceres)
Durruti.- Era de Navalmoral, de la CNT, tenía contacto
con Madrid, hubo aquí una caída, delataron y la policía fue a buscarlo a
Navalmoral. Eran carniceros y lo cogieron en el pueblo de al lado. Simuló que
iba a colaborar con ellos, pero estando en una dependencia del Ayuntamiento, se
escapó y se escondió. Buscó entonces contacto con la guerrilla y se incorporó.
Al final, salió a Portugal y a Venezuela.
El Galifa.- Habían descubierto una base y él no lo sabía.
Se aproximó, hizo la contraseña con la piedra, le respondieron, pero cuando
hablaron extrañó la voz, y quiso huir, pero ya era tarde. Lo mataron. Parece
que, además, era de día.
El Parrala.- Eran 4 hermanos.
Él hacía el servicio militar franquista en Marruecos, pero enfermó de
tuberculosis y lo mandaron a casa. Los hermanos eran enlaces, casi descubiertos
y ya con un pie en la sierra, pero venían a casa con frecuencia. Aquello se descubrió,
vigilaron la casa y los sorprendieron. Mataron a la hermana, que no tenía nada
que ver, a un hermano, y otro huyó herido, y al día siguiente lo encontraron
cerca y lo remataron. “Parrala” fue el único que llegó al monte. Los compañeros
lo llevaron a casa de un enlace en Pozuelo de Zarzón (por allí estaba la
guerrilla del “Compadre”), para que lo curaran, y de allí lo sacaron el 3-8-46
(Iban El Boni, Tronchón y Pinto), porque los enlaces estaban allí medio
descubiertos, y se lo llevaron al Sur del Tajo, a otra casa. Una noche salió y
se suicidó.
El
desastre de estos hermanos se debió a un delator, un enlace de Navalmoral (no,
de Fresnedoso de Ibor), llamado Santiago, que lo tenían de contacto con los de
Gredos, en Avila, y tomó un taxi para ir allí, pero el taxista sospechó y lo
denunció. Lo detuvieron y delató todo, a los maquis de Avila, a otros enlaces y
a estos hermanos.
El Gacho.- Lo hirieron en una base descubierta, y a Castillo (este, de Navalmoral (?), la
bala le quedó dentro, lo llevaron a un médico, pero murió en la operación, lo
enterraron en el campo y al poco tiempo descubrieron el cadáver los perros). Al
“Gacho” herido lo llevaron a casa de un enlace en Guijo de Granadilla. Hacia
feb. 46 se reincorporó, por La Jarilla y Cabezabellosa. Su guerrilla: Montes,
Sartenero, El X, Gitano, Tranquilo....
Salieron
hacia Navalmoral, para darle una paliza a un guarda chivato, lo cumplieron y
esparcieron propaganda, pero dejaron pistas. Pasaron cerca de un cortijo (?), y
por un camino que estaba vigilado, y allí cayó Sartenero. Salió huyendo cada uno por donde pudo, y cuatro de ellos
se escondieron en el pueblo de Millanes, en la finca de Virgilio, al lado del
pueblo. Luego, los apresaron. Montes,
el que más cárcel tuvo, 13 años. Salió y se casó con la hermana de una monja.
Emigraron a Francia, y allí ha muerto. Fue un hombre leal, que no delató a
nadie.
“El
Gacho” quedó solo. El Tranquilo por
otro lado. Y ambos coincidieron en casa de unos enlaces en Serrejón. Esos
enlaces lo colocan en un chozo, al lado de la vivienda, y los traicionan. Por
la noche se oye una voz que los llama: “Gacho, ven, que soy Chaquetalarga”. Era
un guardia. Cuando El Gacho se acercó, lo acribilló, pero Tranquilo, que estaba
en el chozo, huyó.
El Lobo fue el primero de
todos los traidores, en junio 1945. Al anochecer, empezaban las actividades, y
El Lobo cogió la cantimplora y la toalla, en dirección a la fuente, que era lo
normal, pero tarda. Fueron en su busca, y sólo hallaron la toalla. En
consecuencia, tuvieron que abandonar el campamento y se alejaron (Rebolledo,
Recaredo, Mora, Tronchón, El X, etc.). A los pocos días, una nube de guardias
andaba por allí. El Lobo se había entregado en Cáceres dos días después de su
desaparición. Lo apadrinó el capitán Gamboa, de Navalmoral, y lo agregaron a
los guardias móviles y lo tuvieron todo el período de la guerrilla al servicio
de la G.Civil.
Se cargó
toda la organización del llano, con más de 50 enlaces detenidos. En estas
redadas tuvo que saltar a la sierra El
Compadre, de Descargamaría, y algunos huyeron a Portugal, como una enlace
llamada María. Esta fue al centro de emigración de la ONU en Lisboa, y pasó a Venezuela.
El Encontrado (o de El Torno,
Piornal, Garganta la Olla). Estuvo muy poco en la sierra, igual que El Aviso.
El
Enebro
lo tenían primero de contacto con los de Gredos, en Avila. Hacía el servicio
desde Cáceres, de la partida del Francés, y a veces iba con él Periñán. Pasaban por Talavera de la
Reina, donde estaba el enlace. Pero sucede el episodio de Mora, y se suspende el servicio con Gredos y Enebro tiene que ponerse al frente de la guerrilla de Mora, el cual quedó degradado por lo
siguiente.
La
guerrilla de Mora tenía una base en la finca de la familia del Especial, que eran muy buenos enlaces,
incluido el padre y las hermanas, en término de LA JARILLA. Pero empezaron los
líos de faldas entre Mora y una hermana del Especial, y una noche el Mora se
fue con ella a un chozo, mientras los demás quedaban en la finca, sin poner
guardia y bebiendo vino. Pero el alcalde falangista los había detectado y
denunciado, por lo que en medio de la noche recibieron un tiroteo, del que
escaparon de milagro, con El Sobrino herido leve, y un hermano del Especial,
herido muy grave, y murió semanas después. En ese percance, El Especial,
descubierto, tuvo que saltar a la sierra.
A Mora se le hizo consejo de guerra, y no
lo mataron, porque El Francés le quiso dar otra oportunidad, pero Pinto votó
por la ejecución. A partir de entonces, el mando lo llevaba Enebro, y Mora de
segundo.
Enebro y Mora salieron en una
misión económica a Navalmoral y consiguieron 100.000 pts., y en vez de
esconderse, se metieron en una huerta de Majadas del Tiétar, para quedarse una
noche y todo el día siguiente, para lo cual secuestraron al hijo del dueño y se metieron en un secadero de tabaco. Pero
el dueño se los conquistó, aparentó ser de izquierdas, les llevó la comida al
día siguiente, y los convenció para que le dejaran el hijo libre, que lo
necesitaba para el trabajo, a primera hora de la tarde, y los maquis se
confiaron y lo soltaron, cuando al momento se desencadenó una lluvia de bombas
y tiros. Enebro y El Especial mueren, y “Ríos”, detenido. Huyeron Mora y otro,
cada uno por su lado, y Mora va a esconderse a su domicilio de Calzada de
Oropesa (Toledo).
El
Gasolina,
de Serradilla. Pasaban el río Tajo, del Sur al Norte, donde estaban los del
Francés. Recaredo era de Bohonal de Ibor (?).
Calandrio: el Francés murió por ir a contactar con él,
ya que este contacto se había perdido en abril del 46, cuando quedó descubierta
la estafeta. No tiene oído nunca que Calandrio viniera del maquis francés.
Después de la muerte del Francés, ya no se supo más de Calandrio. La estafeta
se descubrió al entregarse y delatar Eugenio El Maquis, que se echó a la sierra en 1945, junto con un cuñado y
un muchacho llamado El Chaval, que
tenían unas cabras en Las Corchuelas. Eran de Cabezabellosa (?). El cuñado se
entregó en febrero 46, y en abril se entregó Eugenio. Se quedó El Chaval, que
murió el 13-3-47.
Panza Alegre era hermano del
enlace Panza, un barquero que los pasaba el río Tajo, por el término de
Serrejón. Este los traicionó, y el hermano acabó entregándose. A su novia Rosa la “ajusticiaron” en Madrid tiempo
después.
Acompañado estaba con El
Compadre. Montes fue valiente, no
delató a nadie. Sobrino era antes
enlace, con dos tíos, a estos los apresaron, y él se fue a la sierra y se quedó
con el apodo de Sobrino. Era soldado en el cuartel de la Montaña en 1936, y
allí vio cómo dos días antes se llenó de caras nuevas, falangistas y gente
rara, preparados para la sublevación. Rebolledo era un gran luchador.