TRAS LA HUELLA DE LOS
EXILIADOS
JOSÉ CABALLERO, de
AÑORA, condecorado con la
Legión de Honor.
(“El grupo de los
cordobeses”: Los hermanos Ángel, Leonardo y Enrique Fernández, de El Guijo. Demetrio Fernández y Antonio Jurado, de Villanueva de Córdoba. José Sevilla, de Villaralto. Florián Andújar García, de Torrecampo. Ernesto Prieto Hidalgo, de Villanueva del Duque).
(Esta entrevista se realizó a José Caballero Caballero, en Añora, el 12 de septiembre de 2007, por Francisco Moreno Gómez, según encargo de Fernando López, de Pozoblanco, ya desaparecido. También falleció ya José Caballero, en Annecy, Francia, el 27 de octubre de 2010. José Caballero, miembro de la “Amicale des Anciens Guerrilleros Españols en France (F.F.I.),” y condecorado con la Legión de Honor en Francia, en 2008,
Por Francisco Moreno Gómez
(Esta entrevista se realizó a José Caballero Caballero, en Añora, el 12 de septiembre de 2007, por Francisco Moreno Gómez, según encargo de Fernando López, de Pozoblanco, ya desaparecido. También falleció ya José Caballero, en Annecy, Francia, el 27 de octubre de 2010. José Caballero, miembro de la “Amicale des Anciens Guerrilleros Españols en France (F.F.I.),” y condecorado con la Legión de Honor en Francia, en 2008,
José Caballero, de Añora, entrevistado por Francisco Moreno el 12 de septiembre de 2007. Participo en la guerra civil y posteriormente en la resistencia francesa. |
El golpe militar
El 17-18 de julio de 1936, cayó sobre los españoles un golpe
militar, con un programa de violencia desconocido en la historia. El golpe
derivó en una guerra civil cruentísima. Centenares de miles de ciudadanos
afectados, en sus vidas, en sus hogares, en sus bienes y en su destino.
Nuestros pueblos de Los Pedroches se hallaban inmersos en las faenas de la
recolección y en sus quehaceres habituales, cuando les cayó encima la
catástrofe, no por temida, menos sorprendente. José Caballero Caballero, de
Añora, tuvo que dejar sus labores en un cortijo y su vida habitual, para
adaptarse al vendaval desencadenado:
--Cuando estalló el golpe militar, yo tenía 17 años, y me encontraba con
mi padre, de pastor, en una finca próxima a Villanueva de Córdoba, que tenía
arrendada uno de Añora. Allí estuve los dos años anteriores a la guerra. Y tuve
mucho contacto con los comunistas de Villanueva, que eran gente muy conocida,
los hermanos Caballero Vacas y otros.
Después del 18 de julio, me asomé por Villanueva y vi cómo
los señoritos disparaban desde la torre. Entonces, me vine a Añora, andando. Aquí,
el 19 de julio dieron un pregón para que todo el que tuviera armas las
entregara en el Ayuntamiento, y circulaban órdenes para que se metiera en
prisión a la gente obrera. Entonces, con algunos paisanos más, decidimos
acercarnos a Dos Torres, a ver qué pasaba. Al llegar, nos recibieron a gritos
de “¡Viva Cristo Rey!”, por lo que nos volvimos a Añora. Al llegar, a la altura
del cementerio, ya me apresaron unos falangistas, diciéndome que me iban a
pegar cuatro tiros. Menos mal que había uno de ellos con el que tenía amistad,
y este me dijo que me fuera a mi casa y que no saliera. Estuve unos pocos días
metido en la chimenea de la cámara, hasta que llegaron por allí los milicianos
de Villanueva de Córdoba y tomaron el pueblo (5 de agosto). Por todas partes
sonaba ‘¡Que vienen los rojos!’ Y las mujeres salían a poner trapos rojos en
las ventanas. Yo salí de la cámara. Por allí andaban Emilio Castejón, Bartolomé
Luna y otros. Yo los conocía a todos. Y se movían a caballo y lo correteaban
todo, mientras todas las milicias estaban en el cerco de Pozoblanco, a donde yo
me incorporé. Entonces vi como todo un batallón de guardias civiles se entraban
en Pozoblanco. Luego, cuando estábamos en el cerco, de vez en cuando salían y
nos hacían correr. Muy pocos teníamos armas.
José Caballero como miliciano en los primeros días de la guerra. El primero por la izquierda. |
Al frente de Madrid.
Brunete
Muchos de los Pedroches marcharon al frente de Madrid, la
mayoría, al 5º Regimiento, sobre todo de Hinojosa, Villanueva del Duque, etc.
Varios centenares de voluntarios. José Caballero se enroló en el Batallón
“Amanecer”, formado en la sierra de Guadarrama, en septiembre de 1936, con
obreros de Vallecas y campesinos de Granada y Córdoba, y bajo el mando inicial
del escritor Ramón J. Sender. Se integraron en la 1ª BM, como 3º Batallón, al
mando de Enrique Líster. Lucharon en las batallas del Jarama (11-2-1937),
Guadalajara (8-3-1937) y en Brunete (6 de julio). Aquí, la 1ª BM, en una audaz
marcha nocturna, rompió la línea enemiga y llegaron a 300 metros de Brunete. A
los dos días ocuparon Villanueva de la Cañada. Murieron le jefe de la Brigada y
212 oficiales, sin contar otros soldados. Actuaron: El V Cuerpo, de Juan
Modesto, con las Divisiones de Lister, El Campesino y Walter.
--Después de la rendición de Pozoblanco, yo marché a Cerro
Muriano, pero como no me daban armas ni me hacían caso, decidí marcharme a
Madrid, a donde llegué en tren. En Madrid me enrolé en el Batallón “Amanecer”,
que luego se integró en la 1ª Brigada Mixta, de Enrique Lister, como tercer
Batallón. Yo estaba en la Compañía de Ametralladoras. En la Brigada se
destacaba también “El Corbata” (Juan Rodríguez Zarzalejo) en otro batallón; un
muchacho joven, de Madrid. Allí vi también a Juan Modesto. En las milicias nos
juntábamos muchos madrileños y muchos de aquí, de la comarca. De Añora había
una veintena: recuerdo allí a Julián Oviedo y a su hermano Miguel. A éste lo
mataron en Villanueva de la Cañada, durante la batalla de Brunete, con una
ametralladora que estaba instalada en la torre. Allí nos ordenaban que
atacáramos Navalcarnero, para cortar la carretera y evitar llegada de refuerzos
de los franquistas. Por allí había también internacionales, muy valientes. Pero
el ataque se demoró y los refuerzos llegaron. Yo siempre en mi Batallón
“Amanecer”, en Ametralladoras. En la batalla murieron varios de Añora. Los
franquistas nos cercaron y caímos prisioneros. A mí me llevaban en un tanque,
pero me escapé. Me disparaban, pero me escapé. Había de muertos por todas partes…
madre mía…Había unidades en desbandada, y un capitán internacional gritaba:
‘¡Los comunistas no corren!’ En esto que llegó Lister y, con pistola en mano,
se cargó a varios de los que iban corriendo. Aquello era terrible. Los aviones,
las bombas entre los olivos… Había artilleros republicanos que, en vez de tirar
al enemigo, tiraban contra nosotros. Líster se dio cuenta y mató a unos pocos.
Salí de allí vivo de milagro.
En las batallas de Belchite
y Teruel
La batalla de
Belchite, con la idea de acercarse a Zaragoza, la iniciaron los republicanos el
24 de agosto de 1937. La 1ª BM actuó dentro de la 11 División de Líster. En
ella estuvo José Caballero, aunque apenas lo cita. Atacaron contra Fuentes de
Ebro. Allí murió el jefe del Batallón “José Díaz”, mayor Armenta, donde había
muchos de Hinojosa. Belchite cayó el 3 de septiembre, ante la 35 División
republicana de Kleber. Y a finales de 1937, a la batalla de Teruel, otra
ofensiva republicana, que comenzó el 15 de diciembre. José Caballero y los de
la 1ª BM ocuparon Concud. El día 22, cayó Teruel. Se luchaba a temperaturas
bajo cero, de manera infernal. El 30 de enero de 1938, los franquistas
arreciaron la contraofensiva. El 21 de febrero, la República perdió Teruel. Los
últimos en salir, ya cercados, fueron los hombres de El Campesino.
--Pasamos luego breve tiempo de descanso, y
nueva expedición, hacia Aragón, con Enrique Lister, a deshacer el Consejo de
Aragón, de los anarquistas, que allí eran los amos de todo. Y Lister fue el
encargado de acabar con aquello. Nos recibió un anarquista llamado Cartón. Todo
era en las cercanías de Caspe. Luego nos llevaron a la batalla de Belchite…
aquello fue también de lo más terrible que viví.
Y por si ello era poco, a la batalla de Teruel, que me pilló
todo lo gordo, la ofensiva, hasta que entramos en Teruel. Vino luego la
contraofensiva, los italianos fascistas, los requetés navarros, los del gorro
colorao. Un bombazo levantó mi ametralladora varios metros sobre el suelo, pero
no me pasó nada. Pero pronto me hirieron en las piernas. Era el 29 de diciembre
de 1937, a las 7 de la mañana. Allí estuve todo el día, sin poderme mover,
solo, en tierra de nadie, entre las líneas, porque nadie venía a recogerme,
porque me habían dejado por muerto. Allí murió uno de Añora, llamado Dionisio.
El comisario era mi paisano Miguel Migallón (¿) Ruiz, y se dio cuenta, y me
recogieron. También quedó herido con una pierna rota el capitán que yo tenía en
Ametralladoras, que era de Villaralto, y nadie lo recogía. Tenía la pistola en
la mano, pasó uno, y le dijo: ‘O me coges o te quedas aquí conmigo’. Y lo
cogieron. Luego, al final de la guerra, lo metieron en el campo de
concentración de La Granjuela, y allí lo sacaron y lo mataron. Se llamaba José
Sevilla, de Villaralto. Una gran persona.
Cuando me curaron, me sacaron la metralla de las piernas,
sin anestesia. Me tenían que sujetar entre tres o cuatro. Y me trasladaron al
Hospital “Pasionaria”, en Onteniente, Valencia. Después, quise luchar en
Andalucía, me presenté en Jaén, y no me hicieron caso. Entonces, me volví a
Madrid e ingresé en el Batallón Divisionario de Valentín González ‘El
Campesino’. ¡Qué borrico era! Otra vez camino de Levante. Al pasar por
Castellón nos bajaron de los camiones y ya todo el camino andando, hasta
Lérida. Nos cruzamos con un batallón de anarquistas, que venían huyendo. Los
paramos allí, los desarmamos y ‘El Campesino’ se los llevó para el frente otra
vez, sin armas. Los perdimos de vista, cuando a los pocos días, que vinieron por
allí los altos mandos, Vicente Rojo y otros, cuando los vemos otra vez
corriendo. Y Vicente Rojo preguntaba: ‘Y aquellos, ¿quiénes son?’ Se lo
explicamos, y uno de los mandos les lanzó una ráfaga de ametralladora. Pero
siguieron corriendo.
En la batalla del Ebro.
Fue
la penúltima gran gesta del Ejército de la República (la última sería en
Córdoba-Extremadura, el 5 de enero de 1939). La batalla del Ebro la lanzó la
República. A media noche del 25 de julio de 1938, empezaron a pasar el Ebro las
tropas republicanas por puentes de barcas (El V Cuerpo de Juan Modesto, el XV
de Tagüeña, y otras fuerzas). La República echó aquí el resto. La batalla duró
tres meses, algo desconocido hasta entonces. El eje Roma-Berlín envió derroche
de material. El 1 de noviembre quedaron rotas, por fin, las líneas
republicanas.
--Perdimos Lérida, y nos fuimos a la batalla del Ebro. Si
Belchite fue malo, esto fue peor. Yo, ya siempre con ‘El Campesino’. Pasamos el
río con el puente de barcas, pero a la mitad las barcas se hundían, y la mitad
del río lo pasamos a nado. Las tropas del Ebro ya tenían muchos combatientes de
reemplazo, de quintas mayores que habían sido movilizadas. Y vinieron algunos
más de Añora. A uno lo denunció alguien como fascista y los de Lister lo
mataron.
En el Ebro caí otra vez herido, en el frente de Gandesa.
Cuando empezaron a retirar a los internacionales, yo fui a relevarlos. Allí se
luchaba cuerpo a cuerpo y con bombas de mano. Otra vez fui herido. Tras las
curas de urgencia me llevaron a Barcelona. Estando aquí, por la noche había
muchos tiroteos: era la ‘quinta columna’ o los anarquistas. Modesto tenía su
Estado Mayor en Tarrasa, y yo pasé a su Estado Mayor. Había allí un comisario
de Belalcázar. Tiempo después me encontré con unos oficiales de Líster y les
pregunté: ‘¿a dónde vais?’, -‘¿Que a dónde vamos? ¡A Francia!’ Y me fui con
ellos. Luego encontré un caballo blanco, y me fui solo.
Comienza el exilio
En
1939 se produjo en España el mayor exilio de toda su historia. España perdió
medio millón de sus ciudadanos, de toda clase y condición. Fueron a parar a
miserables campos de concentración franceses, sin contar los que fueron a otros
campos del Norte de África. Algunos pasaron a otros países. Otros, a las
Compañías de Trabajadores francesas; otros, a los campos de exterminio nazis;
otros, a luchar en la resistencia francesa. Una catástrofe humanitaria de
rasgos espantosos.
--Era febrero de 1939. Llegué a la frontera y la tenían cerrada los
franceses. Todo el día esperando, el 9 de febrero, que no se me olvidará nunca.
En esto llegó el comisario de Añora, Miguel Migallón (¿) Ruiz, y pasamos
juntos, a las tres de la tarde. Anduvimos por las cunetas hasta que llegó un
camión y nos cogió para los campos de concentración. Había una serie de
agentes, diciendo que los que quisieran, podían volver a España, y les daban un
pedazo de pan. A quienes cayeron en la trampa, los mataron luego.
Llegamos al campo de concentración de Saint Cyprién, allí a la
intemperie, durmiendo en hoyos en la arena, sin agua ni comida. Nos daban un
pan de cinco kilos para 25 hombres. No caíamos a nada. Me pude encontrar con
unos de Añora. Aquello era lo peor de lo peor. Todos los días se moría gente.
Nos vigilaban negros senegaleses y moros. Estos eran los peores. Se echaban
encima de la gente con los caballos. Los gendarmes nos quitaban todo, los
relojes y cualquier cosa, y nada devolvían.
Luego, nos llevaron al campo de Barcarés. Aquí por lo menos había
barracones, para no estar a la intemperie. Alli pasamos los días, hasta que
estalló la II Guerra Mundial. Al poco tiempo, yo me alisté en la 527 Compañía
de Trabajadores, que la hicieron los catalanes, la mayoría eran del POUM. Nos
llevaron a una fábrica de guerra, al departamento de Toulouse. En esta Compañía
de Trabajadores estuve hasta 1942. Allí cortábamos leña, hacíamos carreteras,
etc., con unos céntimos de sueldo. Era la ‘Francia Libre’, la de Vichy.
En esa Compañía de Trabajadores estábamos: Antonio Jurado, de Villanueva
de Córdoba, que había sido capitán profesional antes de la guerra, creo que de
Caballería. Era mi brazo derecho, el que me mandaba a mí. Había también tres
hermanos de El Guijo. Cada compañía tenía 250 hombres, que salieron de los
campos de concentración. Y estábamos siempre trabajando en la montaña.
En la resistencia francesa
En España, haber participado en la
guerrilla, no tiene reconocimiento ninguno, sino todo lo contrario. Es la ley
de los vencidos. En cambio, en Francia, haber participado en la guerrilla o
resistencia, es motivo de honor y condecoraciones, como nuestro paisano José
Caballero, condecorado en Francia, y olvidado en España.
--En 1942 escapamos de la Compañía
de Trabajadores, y fue por lo siguiente. Resulta que se presentaron allí
alemanes de paisano. Nos mandaron bajar de la montaña, nos formaron y nos
pusieron a escuchar a los alemanes: Que Alemania necesitaba mano de obra, que
querían voluntarios para ir a trabajar allá… y preguntan: ‘Los que quieran ir,
que den un paso adelante’. Nadie se movió. Nos miramos unos a otros, y todos
quietos. Y amenazan los alemanes: ‘¡Pues si no quieren ir voluntarios, irán a
la fuerza!’. ‘Ya veremos’, nos dijimos nosotros.
Decidimos pasar a la resistencia, al maquis. Teníamos enlaces en la
ciudad, que dijeron venir a por nosotros. Así que dejamos la barraca y nos
fuimos al monte, a la resistencia. Eran finales de 1942. Muchos franceses se
sumaban a nosotros. Esto ocurría en Doussard, en el lugar llamado La Combe
d’Ire, cerca de Annecy, en la Alta Saboya. Ese fue nuestro escenario de lucha.
Así pasamos todo el año 1943, en las montañas, salvo un período de formación,
en una Escuela de Cuadros, de Manibeau (¿). La nochebuena de 1943 estábamos
allí.
José Caballero (primero por la izquierda) con un grupo de maquis españoles y franceses. |
El primer grupo de guerrilleros españoles de la zona de Annecy se había
creado el 1 de abril de 1943, el maquis de Mont-Veyrier (al Sureste de Annecy),
unos 15 españoles, al mando de Jorge Navarro. El segundo grupo de guerrilleros
españoles se creó en junio de 1943, en la zona de Doussard, en el lugar llamado
La Combe d’Ire. Se componía de 45 hombres, la mayoría españoles, al mando de José
Gabriel Vilches, de un pueblo de Jaén, asesorado por Antonio Jurado (de
Villanueva de Córdoba) y José Marí Juan.
Los españoles en el Plateau des Glières
La lucha de los españoles contra los
nazis, en la meseta de Glières, cerca de Annecy, es uno de los grandes
episodios de la lucha por la liberación de Francia. Los maquis fueron
convocados en la altura de Gliéres para recibir un gran parachutaje de armas
para la resistencia, pero los alemanes los descubrieron y los acorralaron. El
hecho de que allí se encontraran varios combatientes de nuestros pueblos de Los
Pedroches, debe ser motivo de recuerdo y orgullo.
--El 1 de febrero de 1944, subimos a la meseta o Plateau de Glières (de
1.400 m.), cuatro destacamentos de españoles: el de Marí Juan, el de Navarro,
el de Vilches, y el de Jurado. Suman 60 hombres. Se llamó la ‘Sección Ebro’,
del Batallón de Los Glières. La mayoría, andaluces. Luego subieron más
guerrilleros de otros lugares, siguiendo las instrucciones desde Londres, hasta
un total 450 hombres, de los que 60 son los españoles de la ‘Sección Ebro’.
José Caballero con otros españoles en el Plateau des Glières en 1944. |
Más tarde, éramos 56, que se dividieron en dos grupos, porque había dos
salidas en la meseta: un grupo lo mandaba Vilches, y el otro, Antonio Jurado,
donde yo estaba. Yo mandaba un pelotón o sección, y un muchacho de Málaga,
Francisco Perea Galán, otro pelotón. Mi sección se llamaba el ‘Grupo de los
Cordobeses’, y éramos: tres hermanos de El Guijo (Ángel, Leonardo y Enrique
Fernández), y Demetrio Fernández “Bigotes”, de Villanueva de Córdoba, y yo.
Se supo que los alemanes estaban haciendo un gran despliegue, y no era
otra cosa que una ofensiva de rastreo para aniquilar a los guerrilleros. El 5
de febrero comenzó la gran batalla de Los Glières, con una ofensiva de 6.000
alemanes (y franceses fascistas), más otros tantos en segunda línea. A los
pocos días cercaron la meseta, nos asfixiaban con las ametralladoras. Tuvimos
muertos, entre ellos el teniente ‘Simón’, y prisioneros, como el médico y
varios enfermos. Así, acosados, pasamos el mes de febrero, Recibíamos
suministro por paracaídas. A mediados de marzo, fuimos bombardeados por la
aviación alemana, varios días. Unos días después, la aviación a la meseta, para
que no tuviéramos ni escapatoria ni escondite posible. El 25 de marzo sufrimos
un bombardeo ininterrumpido desde el amanecer hasta el anochecer, y la
artillería alemana acaba con todos los chalets de la zona. El 26 de marzo, los
alemanes ejecutan el asalto a la meseta. Nuestro jefe general, el capitán
Anjot, firma la orden de repliegue general, evacuan el Plateau, pero nosotros
no nos enteramos. Ellos hicieron la evacuación. Entre los muertos había uno de
Torrecampo, Florián Andújar García, que iba con el capitán francés. Allí iba
también uno al que llamábamos ‘Madriles’ (Ángel Gómez), porque era madrileño.
Los guerrilleros se abren camino con bombas de mano. Algunos son abatidos. Los
españoles llegan a la lucha cuerpo a cuerpo, mientras llega la noche. El
balance fue terrible: murieron 112 franceses y 9 españoles. Cayeron
prisioneros, la mayoría heridos, 75 franceses y 5 españoles. Consiguieron
romper el cerco y escapar: 293 franceses y 51 españoles. Entre los prisioneros
estaban: José Marí Juan (jefe de un destacamento) y el malagueño Francisco
Perea Galán. Entre los que salieron estaban Vilches y Antonio Jurado. En cuanto
a José Marí, lo llevaron, con cuatro españoles más (uno acabó escapándose) a
Annecy, donde sufrieron los interrogatorios del criminal comandante Lelong. De
ahí fueron a parar al campo de exterminio nazi de Dachau. Al menos José Marí
sabemos que sobrevivió.
Maquis españoles y franceses (José Caballero el primero por la izquierda) bromeando en el monte con una especie de charanga. |
Nosotros, el ‘Grupo de los Cordobeses’, nos quedamos solos en el Plateau,
no sabíamos qué hacer. Estuvimos cinco días escondidos, comiendo nieve. Por
cierto que aquellos días ocurrió una tempestad impresionante de nieve. Los
alemanes se marcharon. Nosotros no sabíamos por dónde tirar. Buscamos un sitio
para descender, y lo hicimos sirviéndonos de unas cuerdas de paracaídas. Pero
abajo, en la carretera estaban los alemanes. Y decidimos atravesar un río, que
lo hicimos atados, y un campesino nos ayudó con un cable de los leñadores, y
pasamos a otra montaña, ya de noche, muertos de frio, mojados. Menos mal que
dimos con una casa de campesinos, que nos dieron ropa y de comer. Dormimos en
el pajar. Salimos enseguida de allí, para que no se enteraran los alemanes, que
los hubieran matado a todos. Luego, nos encontramos al ‘Madriles’, que se había
salvado y nos sirvió de guía, para no caer en manos de los alemanes. Nos
explicó todo y nos salvó la vida. Este ‘Madriles’ estaba ya luchando plenamente
en el maquis.
José Caballero (primero por la izquierda) con otros maquis en medio de la nieve. |
La liberación de Annecy
--Después del desembarco de Normandía (6-6-1944), fue cuando nos
lanzamos, en plena lucha de la resistencia, a la liberación de la ciudad de
Annecy. Y en una de las últimas operaciones, atacamos el cuartel de los
alemanes y los apresamos a todos. Hacíamos emboscadas por la noche, y ya no nos
paraba nadie. Otro día nos situamos en una fábrica de calzado, para emboscar a
los alemanes, según información de que a las 4 se iban a presentar en la
fábrica, pero no vinieron. En todas estas luchas siempre estaban conmigo los
tres de El Guijo, y el de Villanueva, Demetrio Fernández.
José Caballero (en el centro) bromeando en la nieve con los fusiles. |
Una vez liberado Annecy (19 de agosto de 1944), toda nuestra ilusión era
entrar en España. Muchos franceses se habían comprometido a venir con nosotros.
Y mandamos a Toulouse a uno que tenía dotes de mando, Miguel Vera, que procedía
de las minas de Puertollano, natural de Málaga. Pero éste, en Toulouse no dio
los recados que le habíamos transmitido. Y ya estábamos varios preparados para
venir a Córdoba: los ya citados y otro de Pozoblanco, que se apodaba o se
llamaba “Lobo”, que le decían de los Arrieros. Al ver que a muchos que entraban
en España los mataban, y que tampoco ayudaban los aliados, consideramos
imposible nuestro proyecto.
Al acabar la II Guerra Mundial, ya
me quedé en Francia definitivamente, a rehacer mi vida. Me establecí en Annecy,
una ciudad de más de 50.000 habitantes. Fui albañil, estuve en la construcción
de un pantano, en fábricas, etc. Me casé en 1951 con Carmen Domínguez, nacida
en Francia, pero de padres de Castellón. Tuve dos hijos: uno es profesor y
otro, médico.
Siempre pertenecí al Partido Comunista de España. Ahora soy presidente
del Amical de los Antiguos Luchadores. El 14 de abril de cada año, siempre
celebramos una fiesta, la de la proclamación de la II República. Regresé a
Añora, por primera vez, en 1971. Después, hemos hecho siempre una visita cada
año.
Guerrilleros españoles y franceses ante el monumento a la resistencia en Annecy, después de su liberación. |
La concesión de la Legión de Honor
El 24 de agosto de 2008, con motivo
del 64º aniversario de la liberación de Annecy, el general Jean-René Bachelet,
presidente de la Asociación de Glières, fue el encargado de condecorar a los
españoles José Caballero, de Añora, y a Ángel Gómez, de Madrid como “Caballeros
de la Legión de Honor”. En el acto, el general Bachelet dijo: “Hoy la República
se honra en concederles la Orden Nacional más alta” (A ver cuándo contemplamos
a un general español conceder una condecoración a un maquis español). Bachelet
recordó los méritos de los dos españoles, como “antiguos combatientes del
Ejército Republicano español refugiado en Francia, después del trágico epílogo
de la guerra de España, en la que José Caballero fue oficial. Los dos –continuó
en su discurso- fueron internados en campos de concentración y se incorporaron
a una Compañía de Trabajadores en la Alta Savoya. En 1943 se incorporaron al
maquis, en el “Ejército Secreto”. El 1 de febrero de 1944 cumplieron la orden
de Tom Morel de subir al Plateau para un parachutaje masivo de armas, y los
españoles formaron allí la “Sección Ebro”. El 9 de marzo, en el ataque alemán,
murió Tom Morel, y le sustituyó el capitán Anjot, al que Ángel Gómez escoltó en
la operación de evacuación”.
Hoy, en uno de los jardines de la
villa de Annecy, el de la plaza de Ginebra, hay un monumento dedicado “A los
españoles que murieron por la Libertad”, cincelado por el escultor exiliado Baltasar
Lobo. El monumento que jamás se ha realizado en España. Nuestra democracia atípica,
que aún mantiene una vela a Demos y otra a Franco.
Los que no pudieron contarlo
Muchos exiliados españoles,
luchadores por la liberación de Francia, no pudieron contarlo. Este fue el caso
de Ernesto Prieto Hidalgo, nacido en Villanueva del Duque, en 1918. Reconocido
como héroe nacional en Francia, es ignorado en España. Fue miembro del maquis o
resistencia, en la llamada Organisation
Spéciale (OS), de francotiradores y partisanos, grupo creado a finales de
1941 por el PCF. La célula de los españoles estaba formada por cinco: Benedicto
Blanco Dobarro y Alfredo Gómez Ollero (de Orense, los responsables), Miguel
Sánchez Tolosa (Hellín), Basilio Blasco Martín (Zaragoza) y Ernesto Prieto
Hidalgo (Villanueva del Duque).
Estas identificaciones han sido
posibles gracias a la labor de Le
Colectif du Procés des 42, una asociación en pro de la memoria histórica de
Nantes. Mientras los 32 franceses caídos estuvieron siempre identificados, no
así los españoles. Una paciente labor de Le
Colectif coronó la tarea de identificación de los españoles en 2006. Y por
si era poco, hicieron una suscripción popular y erigieron un monumento donde
reposan los cinco españoles en el cementerio de La Chapelle-Basse-Mer. La
identificación de Ernesto fue la más difícil, porque tenía el único dato de
“natural de Villanueva”. La Asociación de Nantes indagó en todas las Villanuevas
de España, hasta que dieron con Villanueva del Duque. También en Francia los
hay muy decididos con el tema de la memoria histórica.
Entre el 15 y el 28 de enero de 1943
tuvo lugar el llamado Procés des 42,
en el Palacio de Justicia de Nantes, por actividades subversivas contra los
alemanes. Estos invasores condenaron a 42 resistentes, 37 de ellos a pena de
muerte, entre ellos, los 5 españoles. Fueron fusilados el 13 de febrero de
1943, en los terrenos militares de Le Bêle, en Nantes, y los enterraron en la
ya citada localidad de La Chapelle-Basse-Mer. Un caso más de españoles errantes
por el mundo, luchando y muriendo por las libertades democráticas, y en nuestro
caso, un héroe más de Los Pedroches, entre los pocos que vamos conociendo, en
lucha contra el olvido.
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