25/9/17

DESDE "LOS PEDROCHES" AL EXILIO. LUCHA POR LA MEMORIA


LA LUCHA POR LA MEMORIA DESDE “LOS PEDROCHES” (CÓRDOBA) AL EXILIO

 

Prólogo a “Memorias del exilio”,
de Fernando y Laura López, 2015

 

Por Francisco Moreno Gómez


     La presente obra Memorias del exilio en la comarca de Los Pedroches I, de los autores Fernando y Laura López (padre e hija), profesores de Instituto y de Universidad, respectivamente, premio “Juan Ginés de Sepúlveda” 2006, del Ayuntamiento de Pozoblanco, llega en un momento especialmente significativo de sensibilidad sobre la recuperación de la memoria histórica democrática. Los hermanos López (Ambos qepd), Ángel y Fernando, desde su pueblo natal, Pozoblanco, se han convertido en todo un referente de la lucha intelectual contra el olvido que se ha querido imponer en España entera, pero que al final se ha ido abriendo camino de una manera tozuda e imparable. Pretendían los poderes ocultos sepultar la historia, los avatares y los sufrimientos de los demócratas españoles, pero el esfuerzo de un puñado de quijotes va consiguiendo que se salve parte de la trayectoria democrática de este país, hollada por una dictadura militar, homologable con los fascismos europeos de los años veinte y treinta, terriblemente represiva.


Foto.- Los Hermanos López, Ángel (izq) y Fernando (dcha). En medio, Laura López, hija de Fernando, continuadora de la labor de su padre en el tema de la guerra civil, historia y memoria de Los Pedroches. Los Hnos. López (qepd) han sido todo un referente en Los Pedroches (Córdoba), especialmente en Pozoblanco, sobre la recuperación de la historia y de la memoria de aquellos años trágicos y ocultos. 

     Los hermanos López han sido los creadores de un interesantísimo archivo privado (AHL), que se halla actualmente en Málaga, a cargo ya de Laura López, con un rico material audiovisual (40 horas), material sonoro de entrevistas (110 horas), documentos escritos (7.000) y fotografías digitalizadas (más de 50.000). Todo este material de grabaciones en vivo, entre los años ochenta y noventa, es un tesoro de recuperación de memoria histórica, entre protagonistas y testigos, casi todos ya desaparecidos, pero con sus aportaciones ya salvadas para la historia. Parte de este material ya ha pasado a esta obra, como los testimonios Dionisio Agudo Díaz “Macario”, de Dos Torres; Victoriano Luna García “Reinaldo”, de Villaralto; Rafael Díaz López, de Villanueva del Duque; Juan Muñoz Díaz, del Batallón Naranjo, de Málaga; José Fernández Calderón, de Belalcázar; Félix Cardador García, de Pozoblanco; Antonio Alcaide, de Dos Torres, entre otros.

     No sólo se han recogido sus testimonios personales, sino en muchos casos también, sus memorias escritas, unas veces publicadas, otras inéditas, como Memorias de un miliciano, de Emiliano Mascaraque; Desde sierra Morena a El Maestrazgo, de Críspulo Márquez; Memorias de un niño de la guerra, de Félix Jurado Ramos (Edición digital); Desde mi exilio. Poemas sociales, de Juan Muñoz Frías (Edición digital); o Memorias, diario de la guerra, de Antonio Alcaide Rodríguez, de Dos Torres, inéditas. Todo este material proporciona a esta obra un gran valor histórico.

     Esta obra recopiladora de testimonios comienza con un repaso a lo que fue la II República española y el desarrollo de la guerra en la comarca de Los Pedroches. Los testimonios detallan lo que fue la batalla de Pozoblanco, en marzo de 1937. Después se hace un seguimiento testimonial de la lucha de diversos batallones cordobeses de milicias por diversos frentes republicanos, sobre todo los de Aragón, Teruel, la batalla del Ebro, donde estas milicias andaluzas fueron dejando sus vidas en aquella lucha trágica en pro de las libertades democráticas. A partir del capítulo segundo los testimonios se aproximan a ese otro gran drama que fue el exilio, tema que ocupa de lleno los capítulos siguientes, con aportaciones y testimonios de gran calado histórico: las desgracias de muchos milicianos cordobeses al entrar como refugiados en Francia, el trato humillante y despectivo que ofreció el país galo a los demócratas españoles, el pillaje de los franceses, despojando y requisando a nuestros exiliados cuanto llevaban de valor, la vida lastimosa en los campos de concentración, escenarios de muerte y de miseria. Es un seguimiento, intelectual, comprometido y científico, donde no se oculta el homenaje tácito a la comarca de Los Pedroches, a Pozoblanco y a los milicianos cordobeses, por los caminos de la libertad, contra aquella gran hecatombe de los fascismos de los años treinta.

     Fernando López (pozoalbense, catedrático de Instituto en Málaga) y su hija Laura (doctora en periodismo, profesora de la Facultad de Ciencias de la Información de Málaga) tienen ya un dilatado currículum de investigación y de publicaciones de historia contemporánea, centradas en Pozoblanco, en la comarca de Los Pedroches y en el tema de la República, la guerra civil y la posguerra. Con la firma de Laura López ya tienen terminados los libros II, III y IV, sobre este mismo tema y título que nos ocupa: Memorias del exilio en la comarca de Los Pedroches, así como la cuarta y última entrega de la serie sobre el militar republicano Pérez Salas: Joaquín Pérez Salas y el final de la guerra de los combatientes de Los Pedroches, listos para pasar a la imprenta.

     En 1989, con la firma de los hermanos López y Gabriel García de Consuegra, se publicó La represión en Pozoblanco (guerra civil y posguerra). En 2002 comenzó una serie de obras de gran interés histórico, bajo la autoría de Laura López, con el título Joaquín Pérez Salas. Su primera época. Al año siguiente: Joaquín Pérez Salas y la batalla de Pozoblanco. En 2005, un estudio sobre un periódico local: ‘La Lucha’. Un semanario de Pozoblanco de los años veinte. Y en 2006, Laura aporta una nueva publicación: Joaquín Pérez Salas. Segunda época (1937-1938), donde la exploración en obras, nacionales e internacionales, sobre el frente de Córdoba es interesantísima.

     La presente obra aparece –insistimos- en unas fechas de especial sensibilidad sobre la cuestión de la memoria histórica. El año 2006 fue declarado por el gobierno socialista “el año de la memoria histórica”. El 28 de julio de 2006, el consejo de ministros aprobó el proyecto de ley sobre la Memoria Histórica, que se ha venido gestando durante cinco años, para “cerrar heridas aún abiertas entre los españoles” y devolver la dignidad y reconocimiento a quienes “habiéndose esforzado por conseguir un régimen democrático”, fueron injustamente perseguidos, castigados e, incluso, asesinados. Sin embargo, el proyecto ha sido muy criticado por casi todas las asociaciones de memoria histórica, tachado de timorato y, sobre todo, por no declarar de una vez la nulidad de los consejos de guerra y las sentencias franquistas. En agosto de 2007 comienza a circular desde Cataluña un manifiesto en el que se pide una coherente ley de la Memoria Democrática, como plasmación de múltiples iniciativas ocurridas en los últimos años sobre el gran trauma nacional del golpe militar y  la dictadura franquista. El equipo Nizkor, de derechos humanos, hizo llegar en abril de 2004 al Gobierno y al fiscal general del Estado un documento titulado “La cuestión de la impunidad y los crímenes franquistas”. El mismo equipo Nizkor, en julio de 2006, relaciona los crímenes franquistas con el tribunal de Nüremberg y otros procesos internacionales por crímenes contra la Humanidad. En 2006 se ha producido un informe de Amnistía Internacional sobre los problemas de acceso a los archivos militares sobre la represión, ante los que ni familiares ni investigadores logran un acceso mínimamente satisfactorio, tema en el que las asociaciones de la memoria vienen exigiendo que se legisle de manera contundente, y dichos archivos represivos pasen al Archivo Histórico Nacional, con gestión civil y no militar.

     En marzo de 2006 el Consejo de Europa condenó el régimen franquista. Por las mismas fechas, Amnistía Internacional publicó una declaración para “poner fin al silencio y a la injusticia”. En junio de 2006, la Unión Europea tramitó otra propuesta para la condena del franquismo. A lo largo de 2006-2007 se han sucedido centenares de actos de homenaje a las víctimas del franquismo. Las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica han extendido secciones regionales, provinciales y locales por toda España, y fructifican en numerosos actos públicos, jornadas académicas, apertura de fosas comunes e inauguraciones de monumentos. La verdad es que esta sensibilidad se ha explicitado bastante tarde, y se han perdido para la historia los años de la llamada transición; pero más vale tarde que nunca.

     Una de las realizaciones que ha fructificado en Andalucía a raíz de esta tan retrasada sensibilidad memorística ha sido el proyecto denominado “Todos (…) los Nombres”. A partir de 2001 se constató un crecimiento de la demanda de información sobre desaparecidos republicanos por parte de sus familiares, y una demanda general sobre todo lo sucedido en los traumáticos años treinta y  cuarenta: desaparecidos, exiliados, asesinados por el franquismo, torturados y represaliados de todo tipo. En el verano de 2004 se editó en un folleto el proyecto básico de “Todos (…) los Nombres”, promovido por la Asociación de Memoria Histórica de Andalucía, Consejería de Justicia de Andalucía y la C.G.T. de Andalucía. La página web se creó el 14 de abril de 2006. En estas fechas se computan ya más de 26.000 nombres de asesinados, de Andalucía y de Badajoz. La gran base de datos recibe hoy centenares de visitas, de España y del extranjero. Una valiosísima base de datos, auténtica recopilación de memoria histórica, en la que han intervenido historiadores y familiares. La presente obra de Fernando y Laura López se halla perfectamente en la misma sintonía recuperadora de este proyecto, y sin duda sus hallazgos van a enriquecer la citada base de datos.

     Estas Memorias del exilio en la comarca de Los Pedroches (I), con su base testimonial del archivo de los hermanos López, se convierte en uno más de los frutos audiovisuales que estos años están apareciendo en buen número de documentales, que están aportando muchísimo a la reconstrucción de la memoria democrática de este país. Veinte directores de cine y documentalistas se unieron en 2006 en el proyecto “Imágenes contra el olvido” (www.imagenescontraelolvido.com), con la recopilación de más de una docena de documentales, que son hoy una fuente importantísima de reconstrucción de memoria histórica. Estas aportaciones testimoniales siguen el mismo método de las Memorias del exilio de Fernando y Laura López. La recopilación de “Imágenes…” comienza con El convoy de los 927, de Montse Armengou(2004, 65 min.), donde se reconstruye la tragedia de ese número de españoles, hombres, mujeres y niños, apresados por los alemanes en Francia (Angulema) y conducidos a su exterminio en Mauthausen. Otro documental es Los niños perdidos del franquismo, también de Montse Armengou (2002, 94 min.), sobre la desaparición de niños hijos de republicanos y la separación forzosa de sus familias por parte de la represión franquista. La guerrilla de la memoria, de Javier Corcuera (2001), reconstruye las peripecias y sufrimientos de varios maquis de España, y utiliza como protagonista a José Murillo “Ríos”, cuya vida ya presenté en mi obra Córdoba en la posguerra (1987), y se utilizan fotos mías, aunque no se me cita. Otro documental es La mala muerte, de José Manuel Martín y Fidel Cordero (2004, 100 min.), donde mediante trabajo de campo entre víctimas y familiares se presentan importantes testimonios sobre el asesinato masivo en la retaguardia franquista, silenciado aún durante la democracia. En España. La última esperanza, de Karin Helml y Hermann Peseckas (Austria, 2006, 83 min.) se recogen los testimonios y vivencias terribles de seis brigadistas internacionales, cuatro de ellos austriacos, y su lucha en España contra el fascismo europeo. En Una inmensa prisión, de Carlos Ceacero y Guillermo Carnero (2005, 47 min.) se aporta valioso material sobre la miseria, la humillación y la muerte de las cárceles franquistas. La norteamericana Katie Halper ha realizado el documental La memoria es vaga (2004, 58 min.) sobre las tergiversaciones de la memoria en torno al monumento franquista “El valle de los caídos”, levantado por prisioneros republicanos, para cuya confección la señorita Katie tuvo la amabilidad de entrevistarme, y yo le facilité una carta inédita, muy reaccionaria, del abad benedictino del monasterio, dirigida a don Pedro Laín Entralgo, en protesta por los homenajes a las víctimas republicanas, entre las que se encuentra el suegro de don Pedro, en concreto por un homenaje celebrado en Dos Hermanas (Sevilla), al que asistió la familia Laín. Para el abad, las víctimas “rojas” no merecen homenaje alguno. Esta es la mentalidad de los que basan su misión evangélica en custodiar el cadáver del dictador. En Los alzados de La Palma, de David Baute y Cirilo Leal (2006, 40 min.) se descubre el desconocido calvario de los republicanos de esta isla canaria, perseguidos por los montes y escondites de la isla durante más de un año por los militares y falangistas, hasta que los asesinaron a todos. El documental Muerte en El Valle, de la hispano-norteamericana Christina Hardt (1996, 50 min.) es muy significativo. Se trata de la nieta de un asesinado por la guardia civil en 1948, que decide viajar desde EE.UU. al pueblo de su madre, El Valle (León, cerca de Bembibre), para entrevistar a cuantas personas pudo y desvelar así el crimen cometido contra su abuelo materno, liquidado por la “ley de fugas”, por haber ayudado a los guerrilleros. En Presos del silencio, de Mariano Agudo y Eduardo Montero (2004, 58 min.) hacen un recorrido testimonial sobre el trabajo esclavo del franquismo con relación a los 10.000 presos que construyeron el Canal del Bajo Guadalquivir (“El canal de los presos”), entre 1940 y 1962. El problema de la exhumación de fosas aparece en Santa Cruz… por ejemplo, de Günter Schwaiger y Hermann Peseckas (Austria, 2005, 65 min.), sobre seis hombres asesinados en esta aldea de Burgos por los militares rebeldes, cuya fosa fue descubierta en presencia de los videocámaras. La columna de los ocho mil es otro documental impresionante, de Angel Hernández, Antonio Navarro, Fernando Ramos y Francisco Freire (2005, 66 min.), sobre un episodio trágico de ocho mil personas, de toda edad y condición, que quedaron copadas por los militares franquistas al oeste de Badajoz en 1936, y como otro Anábasis, de Jenofonte, realizaron una gran marcha hacia la zona republicana, pero la mayoria fueron aniquilados, antes de escapar de aquella encerrona. Los héroes nunca mueren, de Ian Arnold (2004, 87 min.) es una colección de documentos y testimonios sobre todo lo que rodea a la célebre fotografía de Robert Capa, sobre el miliciano Federico Borrell, caído el 5 de septiembre de 1936 en la aldea de Cerro Muriano, Córdoba. Una obra en la que me cupo la satisfacción de figurar como asesor histórico y participante en la filmación.

     Hasta aquí, la magnífica colección de “Imágenes contra el olvido”. Pero es mucho más dilatado el trabajo de estos años en pro de la recuperación de la memoria histórica. Desde Cataluña nos llega, entre otras muchas realizaciones, Las fosas del silencio, de Montse Armengou. Desde la Universidad de Pau (Francia) nos llegan dos documentales sobre Córdoba, obra de Jean Ortiz y Dominique Gautier. En Espejo rojo (2005, 78 min.) se reconstruyen las luchas y sufrimientos de Virgilio Peña, natural de Espejo, a través de la guerra civil, el exilio y los campos de exterminio nazis, de los que milagrosamente sobrevivió. En El grito del silencio. Las fosas comunes del franquismo (2004, 60 min.) se narran la exhumación y los testimonios en torno a la fosa común de 22 asesinados en el pueblo cordobés de Santaella. También sobre Córdoba ha espoleado nuestra curiosidad el documental Capitán Chimeno, héroe del Sur, de María José Bernete (2007, 85 min.), sobrina de este célebre capitán miliciano, natural de la aldea de Silillos (Fuente Palmera, Córdoba), que luchó en el Batallón Garcés, y cayó en el frente de Peñarroya, en septiembre de 1937, motivando con su valentía uno de los más bellos poemas de guerra del poeta Pedro Garfias (“Mirada azul de Ximeno…”). Una vez más, los familiares de los luchadores –nietos, sobrinos- se lanzan espontáneos a la recuperación de la memoria de los mártires de la democracia. Los mártires del fascismo ya son glorificados por otro lado. Y no podíamos pasar por alto uno de los documentales más conmovedores de los últimos meses: Ezkaba. La gran fuga de las cárceles franquistas, de Iñaki Alforja Sagone, donde se ilustra documental y testimonialmente la gran fuga de 795 presos republicanos del penal de San Cristóbal (Navarra), el 22 de mayo de 1938, de los cuales, sólo tres consiguieron pasar a Francia. El resto fueron capturados, linchados por los derechistas navarros in situ, o devueltos al penal, y 207 fueron fusilados.

     No todos los documentales testimoniales han estado bien orientados en los últimos tiempos. Algunos de ellos han caído en una moralina ñoña, cateta y, por tanto, de aberración histórica, bajo el sofisma de que “todos fueron iguales”, en una lamentable guerra “entre hermanos”, obviando que se trató de un golpe militar, una agresión a una democracia legalmente constituida, agresión apoyada por los fascismos europeos, y que desencadenó una guerra civil, entre demócratas y antidemócratas. Más que la pericia de Franco, totalmente discutible, la victoria fue del abrumador material de guerra del Eje Roma-Berlín. Pues bien, obviando todas estas perspectivas, Alfonso Arteseros presentó hace tiempo varios documentales sobre la guerrilla (El Maquis. El movimiento guerrillero en Galicia, y El Maquis. El movimiento guerrillero en Andalucía), en los que la moraleja del guión es el abrazo entre ex guerrilleros y guardias civiles. Víctimas y verdugos fundidos pecho contra pecho. Parece lo mismo ser demócrata que antidemócrata. En el segundo, en el que ingenuamente yo fui entrevistado, además del consabido abrazo de una víctima del general Prieto, este represor aparece como un bondadoso benefactor, demócrata de toda la vida. En fin, aberraciones históricas aparte, lo cierto es que el balance de recuperación de memoria histórica de los últimos años es valiosamente positivo, a pesar de que faltan muchos documentales por hacer, y otros muchos, la mayoría, ya no podrán realizarse nunca.

     Entre los documentales que faltan por llevar a cabo están sin duda estas Memorias del exilio en la comarca de Los Pedroches I, con material testimonial suficiente para plasmar los guiones más apasionantes. Toda la tragedia que el golpe militar causó sobre el pueblo español es cantera inagotable de guiones sin fin. Ni en el cuartel ni en el casino ni en la sacristía se ha pedido todavía perdón por la ruina causada a España y a los españoles. Todo lo ocurrido en aquellos aciagos años está buscando a gritos a un Esquilo, a un Sófocles y a un Eurípides, para que dé forma literaria universal a tan terribles tragedias. Leer esta obra de Fernando y Laura López deja ese amargo sentimiento por tanta desgracia sufrida por los cordobeses, tanto dolor, tantos hogares rotos, tan lejanos destierros. Espero que este trabajo histórico sea valorado como se merece. No es un localismo más. Es una muestra, un ejemplo, de lo que ocurrió en España entera. A la vez es una muestra de amor a la comarca de Los Pedroches, por cuya historia no se han ahorrado esfuerzos. Si a ello se une la amistad y la admiración que me une a los López, porque llevamos casi treinta años intercambiándonos materiales y hallazgos, mis votos por el éxito y el reconocimiento no pueden ser más sinceros. Los que han trabajado tanto por reconstruir la historia de un pueblo, merecen en justicia el reconocimiento de ese pueblo.

 

                                          

                                                                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario