LA
LUCHA POR LA MEMORIA DESDE “LOS PEDROCHES” (CÓRDOBA) AL EXILIO
Prólogo a “Memorias del exilio”,
de Fernando y Laura López, 2015
Por Francisco Moreno Gómez
La
presente obra Memorias del exilio en la
comarca de Los Pedroches I, de los autores Fernando y Laura López (padre e
hija), profesores de Instituto y de Universidad, respectivamente, premio “Juan
Ginés de Sepúlveda” 2006, del Ayuntamiento de Pozoblanco, llega en un momento
especialmente significativo de sensibilidad sobre la recuperación de la memoria
histórica democrática. Los hermanos López (Ambos qepd), Ángel y Fernando, desde
su pueblo natal, Pozoblanco, se han convertido en todo un referente de la lucha
intelectual contra el olvido que se ha querido imponer en España entera, pero
que al final se ha ido abriendo camino de una manera tozuda e imparable.
Pretendían los poderes ocultos sepultar la historia, los avatares y los
sufrimientos de los demócratas españoles, pero el esfuerzo de un puñado de
quijotes va consiguiendo que se salve parte de la trayectoria democrática de
este país, hollada por una dictadura militar, homologable con los fascismos
europeos de los años veinte y treinta, terriblemente represiva.
Foto.- Los Hermanos López, Ángel (izq) y Fernando (dcha). En medio, Laura López, hija de Fernando, continuadora de la labor de su padre en el tema de la guerra civil, historia y memoria de Los Pedroches. Los Hnos. López (qepd) han sido todo un referente en Los Pedroches (Córdoba), especialmente en Pozoblanco, sobre la recuperación de la historia y de la memoria de aquellos años trágicos y ocultos.
Los hermanos López han sido los creadores de un interesantísimo archivo
privado (AHL), que se halla actualmente en Málaga, a cargo ya de Laura López,
con un rico material audiovisual (40 horas), material sonoro de entrevistas
(110 horas), documentos escritos (7.000) y fotografías digitalizadas (más de
50.000). Todo este material de grabaciones en vivo, entre los años ochenta y
noventa, es un tesoro de recuperación de memoria histórica, entre protagonistas
y testigos, casi todos ya desaparecidos, pero con sus aportaciones ya salvadas
para la historia. Parte de este material ya ha pasado a esta obra, como los
testimonios Dionisio Agudo Díaz “Macario”, de Dos Torres; Victoriano Luna
García “Reinaldo”, de Villaralto; Rafael Díaz López, de Villanueva del Duque;
Juan Muñoz Díaz, del Batallón Naranjo, de Málaga; José Fernández Calderón, de
Belalcázar; Félix Cardador García, de Pozoblanco; Antonio Alcaide, de Dos
Torres, entre otros.
No
sólo se han recogido sus testimonios personales, sino en muchos casos también,
sus memorias escritas, unas veces publicadas, otras inéditas, como Memorias de un miliciano, de Emiliano
Mascaraque; Desde sierra Morena a El
Maestrazgo, de Críspulo Márquez; Memorias
de un niño de la guerra, de Félix Jurado Ramos (Edición digital); Desde mi exilio. Poemas sociales, de
Juan Muñoz Frías (Edición digital); o Memorias,
diario de la guerra, de Antonio Alcaide Rodríguez, de Dos Torres, inéditas.
Todo este material proporciona a esta obra un gran valor histórico.
Esta obra recopiladora de testimonios comienza con un repaso a lo que
fue la II República española y el desarrollo de la guerra en la comarca de Los
Pedroches. Los testimonios detallan lo que fue la batalla de Pozoblanco, en
marzo de 1937. Después se hace un seguimiento testimonial de la lucha de
diversos batallones cordobeses de milicias por diversos frentes republicanos,
sobre todo los de Aragón, Teruel, la batalla del Ebro, donde estas milicias
andaluzas fueron dejando sus vidas en aquella lucha trágica en pro de las
libertades democráticas. A partir del capítulo segundo los testimonios se
aproximan a ese otro gran drama que fue el exilio, tema que ocupa de lleno los
capítulos siguientes, con aportaciones y testimonios de gran calado histórico:
las desgracias de muchos milicianos cordobeses al entrar como refugiados en
Francia, el trato humillante y despectivo que ofreció el país galo a los
demócratas españoles, el pillaje de los franceses, despojando y requisando a
nuestros exiliados cuanto llevaban de valor, la vida lastimosa en los campos de
concentración, escenarios de muerte y de miseria. Es un seguimiento,
intelectual, comprometido y científico, donde no se oculta el homenaje tácito a
la comarca de Los Pedroches, a Pozoblanco y a los milicianos cordobeses, por
los caminos de la libertad, contra aquella gran hecatombe de los fascismos de
los años treinta.
Fernando López (pozoalbense, catedrático de
Instituto en Málaga) y su hija Laura (doctora en periodismo, profesora de la
Facultad de Ciencias de la Información de Málaga) tienen ya un dilatado
currículum de investigación y de publicaciones de historia contemporánea,
centradas en Pozoblanco, en la comarca de Los Pedroches y en el tema de la
República, la guerra civil y la posguerra. Con la firma de Laura López ya
tienen terminados los libros II, III y IV, sobre este mismo tema y título que
nos ocupa: Memorias del exilio en la
comarca de Los Pedroches, así como la cuarta y última entrega de la serie
sobre el militar republicano Pérez Salas: Joaquín
Pérez Salas y el final de la guerra de los combatientes de Los Pedroches,
listos para pasar a la imprenta.
En 1989, con la firma de los hermanos López
y Gabriel García de Consuegra, se publicó La
represión en Pozoblanco (guerra civil y posguerra). En 2002 comenzó una
serie de obras de gran interés histórico, bajo la autoría de Laura López, con
el título Joaquín Pérez Salas. Su primera
época. Al año siguiente: Joaquín
Pérez Salas y la batalla de Pozoblanco. En 2005, un estudio sobre un
periódico local: ‘La Lucha’. Un semanario
de Pozoblanco de los años veinte. Y en 2006, Laura aporta una nueva
publicación: Joaquín Pérez Salas. Segunda
época (1937-1938), donde la exploración en obras, nacionales e
internacionales, sobre el frente de Córdoba es interesantísima.
La
presente obra aparece –insistimos- en unas fechas de especial sensibilidad
sobre la cuestión de la memoria histórica. El año 2006 fue declarado por el
gobierno socialista “el año de la memoria histórica”. El 28 de julio de 2006,
el consejo de ministros aprobó el proyecto de ley sobre la Memoria Histórica,
que se ha venido gestando durante cinco años, para “cerrar heridas aún abiertas
entre los españoles” y devolver la dignidad y reconocimiento a quienes
“habiéndose esforzado por conseguir un régimen democrático”, fueron
injustamente perseguidos, castigados e, incluso, asesinados. Sin embargo, el proyecto
ha sido muy criticado por casi todas las asociaciones de memoria histórica,
tachado de timorato y, sobre todo, por no declarar de una vez la nulidad de los
consejos de guerra y las sentencias franquistas. En agosto de 2007 comienza a
circular desde Cataluña un manifiesto en el que se pide una coherente ley de la
Memoria Democrática, como plasmación de múltiples iniciativas ocurridas en los
últimos años sobre el gran trauma nacional del golpe militar y la dictadura franquista. El equipo Nizkor, de
derechos humanos, hizo llegar en abril de 2004 al Gobierno y al fiscal general
del Estado un documento titulado “La cuestión de la impunidad y los crímenes
franquistas”. El mismo equipo Nizkor, en julio de 2006, relaciona los crímenes
franquistas con el tribunal de Nüremberg y otros procesos internacionales por
crímenes contra la Humanidad. En 2006 se ha producido un informe de Amnistía
Internacional sobre los problemas de acceso a los archivos militares sobre la
represión, ante los que ni familiares ni investigadores logran un acceso
mínimamente satisfactorio, tema en el que las asociaciones de la memoria vienen
exigiendo que se legisle de manera contundente, y dichos archivos represivos
pasen al Archivo Histórico Nacional, con gestión civil y no militar.
En marzo de 2006 el Consejo de Europa condenó
el régimen franquista. Por las mismas fechas, Amnistía Internacional publicó
una declaración para “poner fin al silencio y a la injusticia”. En junio de
2006, la Unión Europea tramitó otra propuesta para la condena del franquismo. A
lo largo de 2006-2007 se han sucedido centenares de actos de homenaje a las
víctimas del franquismo. Las asociaciones para la recuperación de la memoria
histórica han extendido secciones regionales, provinciales y locales por toda España,
y fructifican en numerosos actos públicos, jornadas académicas, apertura de
fosas comunes e inauguraciones de monumentos. La verdad es que esta
sensibilidad se ha explicitado bastante tarde, y se han perdido para la
historia los años de la llamada transición; pero más vale tarde que nunca.
Una de las realizaciones que ha fructificado en Andalucía a raíz de esta
tan retrasada sensibilidad memorística ha sido el proyecto denominado “Todos
(…) los Nombres”. A partir de 2001 se constató un crecimiento de la demanda de
información sobre desaparecidos republicanos por parte de sus familiares, y una
demanda general sobre todo lo sucedido en los traumáticos años treinta y cuarenta: desaparecidos, exiliados, asesinados
por el franquismo, torturados y represaliados de todo tipo. En el verano de
2004 se editó en un folleto el proyecto básico de “Todos (…) los Nombres”,
promovido por la Asociación de Memoria Histórica de Andalucía, Consejería de
Justicia de Andalucía y la C.G.T. de Andalucía. La página web se creó el 14 de
abril de 2006. En estas fechas se computan ya más de 26.000 nombres de
asesinados, de Andalucía y de Badajoz. La gran base de datos recibe hoy
centenares de visitas, de España y del extranjero. Una valiosísima base de
datos, auténtica recopilación de memoria histórica, en la que han intervenido
historiadores y familiares. La presente obra de Fernando y Laura López se halla
perfectamente en la misma sintonía recuperadora de este proyecto, y sin duda
sus hallazgos van a enriquecer la citada base de datos.
Estas Memorias del exilio en la
comarca de Los Pedroches (I), con su base testimonial del archivo de los
hermanos López, se convierte en uno más de los frutos audiovisuales que estos
años están apareciendo en buen número de documentales, que están aportando
muchísimo a la reconstrucción de la memoria democrática de este país. Veinte
directores de cine y documentalistas se unieron en 2006 en el proyecto
“Imágenes contra el olvido” (www.imagenescontraelolvido.com),
con la recopilación de más de una docena de documentales, que son hoy una
fuente importantísima de reconstrucción de memoria histórica. Estas
aportaciones testimoniales siguen el mismo método de las Memorias del exilio de Fernando y Laura López. La recopilación de
“Imágenes…” comienza con El convoy de los
927, de Montse Armengou(2004, 65 min.), donde se reconstruye la tragedia de
ese número de españoles, hombres, mujeres y niños, apresados por los alemanes
en Francia (Angulema) y conducidos a su exterminio en Mauthausen. Otro
documental es Los niños perdidos del
franquismo, también de Montse Armengou (2002, 94 min.), sobre la
desaparición de niños hijos de republicanos y la separación forzosa de sus
familias por parte de la represión franquista. La guerrilla de la memoria, de Javier Corcuera (2001), reconstruye
las peripecias y sufrimientos de varios maquis de España, y utiliza como
protagonista a José Murillo “Ríos”, cuya vida ya presenté en mi obra Córdoba en la posguerra (1987), y se
utilizan fotos mías, aunque no se me cita. Otro documental es La mala muerte, de José Manuel Martín y
Fidel Cordero (2004, 100 min.), donde mediante trabajo de campo entre víctimas
y familiares se presentan importantes testimonios sobre el asesinato masivo en
la retaguardia franquista, silenciado aún durante la democracia. En España. La última esperanza, de Karin
Helml y Hermann Peseckas (Austria, 2006, 83 min.) se recogen los testimonios y
vivencias terribles de seis brigadistas internacionales, cuatro de ellos
austriacos, y su lucha en España contra el fascismo europeo. En Una inmensa prisión, de Carlos Ceacero y
Guillermo Carnero (2005, 47 min.) se aporta valioso material sobre la miseria,
la humillación y la muerte de las cárceles franquistas. La norteamericana Katie
Halper ha realizado el documental La
memoria es vaga (2004, 58 min.) sobre las tergiversaciones de la memoria en
torno al monumento franquista “El valle de los caídos”, levantado por
prisioneros republicanos, para cuya confección la señorita Katie tuvo la
amabilidad de entrevistarme, y yo le facilité una carta inédita, muy
reaccionaria, del abad benedictino del monasterio, dirigida a don Pedro Laín
Entralgo, en protesta por los homenajes a las víctimas republicanas, entre las
que se encuentra el suegro de don Pedro, en concreto por un homenaje celebrado
en Dos Hermanas (Sevilla), al que asistió la familia Laín. Para el abad, las
víctimas “rojas” no merecen homenaje alguno. Esta es la mentalidad de los que
basan su misión evangélica en custodiar el cadáver del dictador. En Los alzados de La Palma, de David Baute
y Cirilo Leal (2006, 40 min.) se descubre el desconocido calvario de los
republicanos de esta isla canaria, perseguidos por los montes y escondites de
la isla durante más de un año por los militares y falangistas, hasta que los
asesinaron a todos. El documental Muerte
en El Valle, de la hispano-norteamericana Christina Hardt (1996, 50 min.) es
muy significativo. Se trata de la nieta de un asesinado por la guardia civil en
1948, que decide viajar desde EE.UU. al pueblo de su madre, El Valle (León,
cerca de Bembibre), para entrevistar a cuantas personas pudo y desvelar así el
crimen cometido contra su abuelo materno, liquidado por la “ley de fugas”, por
haber ayudado a los guerrilleros. En Presos
del silencio, de Mariano Agudo y Eduardo Montero (2004, 58 min.) hacen un
recorrido testimonial sobre el trabajo esclavo del franquismo con relación a
los 10.000 presos que construyeron el Canal del Bajo Guadalquivir (“El canal de
los presos”), entre 1940 y 1962. El problema de la exhumación de fosas aparece
en Santa Cruz… por ejemplo, de Günter
Schwaiger y Hermann Peseckas (Austria, 2005, 65 min.), sobre seis hombres
asesinados en esta aldea de Burgos por los militares rebeldes, cuya fosa fue descubierta
en presencia de los videocámaras. La
columna de los ocho mil es otro documental impresionante, de Angel
Hernández, Antonio Navarro, Fernando Ramos y Francisco Freire (2005, 66 min.),
sobre un episodio trágico de ocho mil personas, de toda edad y condición, que
quedaron copadas por los militares franquistas al oeste de Badajoz en 1936, y
como otro Anábasis, de Jenofonte,
realizaron una gran marcha hacia la zona republicana, pero la mayoria fueron
aniquilados, antes de escapar de aquella encerrona. Los héroes nunca mueren, de Ian Arnold (2004, 87 min.) es una
colección de documentos y testimonios sobre todo lo que rodea a la célebre
fotografía de Robert Capa, sobre el miliciano Federico Borrell, caído el 5 de
septiembre de 1936 en la aldea de Cerro Muriano, Córdoba. Una obra en la que me
cupo la satisfacción de figurar como asesor histórico y participante en la
filmación.
Hasta aquí, la magnífica colección de “Imágenes contra el olvido”. Pero
es mucho más dilatado el trabajo de estos años en pro de la recuperación de la
memoria histórica. Desde Cataluña nos llega, entre otras muchas realizaciones, Las fosas del silencio, de Montse
Armengou. Desde la Universidad de Pau (Francia) nos llegan dos documentales
sobre Córdoba, obra de Jean Ortiz y Dominique Gautier. En Espejo rojo (2005, 78 min.) se reconstruyen las luchas y
sufrimientos de Virgilio Peña, natural de Espejo, a través de la guerra civil,
el exilio y los campos de exterminio nazis, de los que milagrosamente
sobrevivió. En El grito del silencio. Las
fosas comunes del franquismo (2004, 60 min.) se narran la exhumación y los
testimonios en torno a la fosa común de 22 asesinados en el pueblo cordobés de
Santaella. También sobre Córdoba ha espoleado nuestra curiosidad el documental Capitán Chimeno, héroe del Sur, de María
José Bernete (2007, 85 min.), sobrina de este célebre capitán miliciano,
natural de la aldea de Silillos (Fuente Palmera, Córdoba), que luchó en el
Batallón Garcés, y cayó en el frente de Peñarroya, en septiembre de 1937,
motivando con su valentía uno de los más bellos poemas de guerra del poeta
Pedro Garfias (“Mirada azul de Ximeno…”). Una vez más, los familiares de los
luchadores –nietos, sobrinos- se lanzan espontáneos a la recuperación de la
memoria de los mártires de la democracia. Los mártires del fascismo ya son
glorificados por otro lado. Y no podíamos pasar por alto uno de los
documentales más conmovedores de los últimos meses: Ezkaba. La gran fuga de las cárceles franquistas, de Iñaki Alforja
Sagone, donde se ilustra documental y testimonialmente la gran fuga de 795
presos republicanos del penal de San Cristóbal (Navarra), el 22 de mayo de
1938, de los cuales, sólo tres consiguieron pasar a Francia. El resto fueron
capturados, linchados por los derechistas navarros in situ, o devueltos al penal, y 207 fueron fusilados.
No
todos los documentales testimoniales han estado bien orientados en los últimos
tiempos. Algunos de ellos han caído en una moralina ñoña, cateta y, por tanto,
de aberración histórica, bajo el sofisma de que “todos fueron iguales”, en una
lamentable guerra “entre hermanos”, obviando que se trató de un golpe militar,
una agresión a una democracia legalmente constituida, agresión apoyada por los
fascismos europeos, y que desencadenó una guerra civil, entre demócratas y
antidemócratas. Más que la pericia de Franco, totalmente discutible, la
victoria fue del abrumador material de guerra del Eje Roma-Berlín. Pues bien,
obviando todas estas perspectivas, Alfonso Arteseros presentó hace tiempo
varios documentales sobre la guerrilla (El
Maquis. El movimiento guerrillero en Galicia, y El Maquis. El movimiento guerrillero en Andalucía), en los que la
moraleja del guión es el abrazo entre ex guerrilleros y guardias civiles.
Víctimas y verdugos fundidos pecho contra pecho. Parece lo mismo ser demócrata
que antidemócrata. En el segundo, en el que ingenuamente yo fui entrevistado,
además del consabido abrazo de una víctima del general Prieto, este represor
aparece como un bondadoso benefactor, demócrata de toda la vida. En fin,
aberraciones históricas aparte, lo cierto es que el balance de recuperación de
memoria histórica de los últimos años es valiosamente positivo, a pesar de que
faltan muchos documentales por hacer, y otros muchos, la mayoría, ya no podrán
realizarse nunca.
Entre los documentales que faltan por llevar a cabo están sin duda estas
Memorias del exilio en la comarca de Los
Pedroches I, con material testimonial suficiente para plasmar los guiones
más apasionantes. Toda la tragedia que el golpe militar causó sobre el pueblo
español es cantera inagotable de guiones sin fin. Ni en el cuartel ni en el
casino ni en la sacristía se ha pedido todavía perdón por la ruina causada a
España y a los españoles. Todo lo ocurrido en aquellos aciagos años está buscando
a gritos a un Esquilo, a un Sófocles y a un Eurípides, para que dé forma
literaria universal a tan terribles tragedias. Leer esta obra de Fernando y
Laura López deja ese amargo sentimiento por tanta desgracia sufrida por los
cordobeses, tanto dolor, tantos hogares rotos, tan lejanos destierros. Espero
que este trabajo histórico sea valorado como se merece. No es un localismo más.
Es una muestra, un ejemplo, de lo que ocurrió en España entera. A la vez es una
muestra de amor a la comarca de Los Pedroches, por cuya historia no se han
ahorrado esfuerzos. Si a ello se une la amistad y la admiración que me une a
los López, porque llevamos casi treinta años intercambiándonos materiales y
hallazgos, mis votos por el éxito y el reconocimiento no pueden ser más sinceros.
Los que han trabajado tanto por reconstruir la historia de un pueblo, merecen
en justicia el reconocimiento de ese pueblo.
Me llamo Luis Javier Guerrero Misa, arqueólogo e historiador. Estoy investigando la biografía de mi tío materno, Jerónimo Misa Almazán, militante de la CNT sevillana que hizo la guerra con el Batallón Andrés Naranjo y luego en las 148ª y 180ª Brigadas MIxtas del EPR.Por favor, ¿Cómo podría ponerme en contacto con Laura López?... Mi correo es luisgue@telefonica.net Gracias
ResponderEliminar